17/12/12

Una de habilidades navidenas



Yo no sé si al resto de la gente esto le pasa pero a mí me parece que las navidades requieren un alto grado de profesionalización para llevarlas a cabo con éxito y sin morir en el intento. Así que, en un momento de optimismo navideño he decidido reescribir mi CV con mis recién adquiridas habilidades profesionales. A saber:
·        Gestión de proyectos: porque sinceramente, esto de comprar regalos que le gusten a los agasajados, sincronizar vuelos, encontrar niñera para el gatito Jones, asegurarme de que hay cordero en la mesa el día 25 (que Mama Jones amenazo con olvidar comprar!), poner velas a un santo para que no nieve y cierren el aeropuerto, cenar con toda la gente que reserva todo su amor y compañía para estas fechas (y el resto del año ni nos vemos), coordinar mis vacaciones con mis compañeros, tener Almax a mano por si las flies… Pues eso, que aquí hay un camino critico, una secuencia de actividades que si descolocas te llevan al fracaso, un diagrama de Gantt y  definitivamente un Microsoft Project dándolo todo para que yo no pierda la cabeza.
·        Gestión logística y gestión de costes: que van muy unidas cuando un vuelo Londres Madrid cuesta lo mismo que 3 de Madrid a Londres, básicamente, porque como me dijo mí medico ‘todos estamos aquí’. No le quise ni preguntar cuantos pacientes españoles tenia por si me sacaba polvorones del cajón.
·        Gestión de compras: especialmente en el apartado de envíos a domicilio y cálculo de tiempos. Porque si al resto del mundo le molesta que le lleguen los regalos el día 8 de enero, para mi cualquier regalo recibido después del 23 implica que el regalo se recibirá en Semana Santa. Que no tiene nada de gracia. Especialmente para guantes de esquí.
·        Recursos humanos: porque no todo el mundo está cualificado para cuidar el gatito Jones, así que no puedo poner el anuncio en Infojobs y no todo el mundo pone 3 cerrojos en la puerta cuando alguien llama a las 3 de la manan por error (como la mama del gatito Jones). Así que el proceso de reclutamiento ha sido largo y tedioso y los chequeos de seguridad extremadamente escrupulosos pero ya tengo quien alimente a mi pequeño.
·        Gestión de clientes: porque la satisfacción lo es todo y no se puede consentir que se nos vayan las navidades de las manos. Así que me he encargado de supervisar personalmente que todos los elementos de una familia feliz en navidad están en la mesa: los langostinos, el cordero, el pulpo (que es tradicional Jones), la sidra porque el champan se nos sube a la cabeza, los polvorones…  

A solo unos días de Navidad puedo decir que pese a mis mejores intentos, me falta un regalo por comprar y uno por recibir, no tengo claro que no vaya a nevar; mi madre parece que ha entrado en razón con el cordero pero he estado muy cerca de no comerlo este año, la hermanísima está llena de virus y probablemente tengamos que tomar medidas drásticas con ella por el bien de la humanidad y mi gato, ahí sigue ausente maullando a las 3 de la mañana para que yo no pegue ojo durante mi ausencia en cuanto a su comportamiento… En fin…

Lara Jones

P.S. Mil disculpas por mi desaparición misteriosa. He tenido que ultimar algunos temas de trabajo y ha sido imposible pasarme por ningún blog.
P.S.2. Cerramos hasta después de Navidad, no?

11/12/12

El cumple de la hermanisima

Esta semana es el cumpleaños de la hermanísima, ese ser humano que provoco que mi primera pregunta cuando vi que ‘aquello’ era la hermanita para jugar que yo había encargado a mis padres fuese ‘y eso es lo que nos tenemos que llevar a casa?’. Y es que, con algo menos de 6 años, di en el clavo en los 30 primeros segundos de conocimiento. Ya lo dicen los estudios científicos: las primeras impresiones tardan milisegundos en formarse y algunos segundos más en articularse en palabras.
El caso es que incluso si omitimos los gatos acusados de comerse las chuches, las embestidas en el estomago con la cabeza (como los toros pero gracias a Dios sin cuernos), las carreras con una pierna en cada pared del pasillo (en plan Spider Man), los gatos con el pelo teñido de rubio platino, los destrozos de mobiliario y enseres personales míos fruto de una rabieta de la hermanísima y los cuantiosos daños psicológicos, todavía me queda una larga lista de efectos secundarios de tener una hermanísima en mi vida que compartir con el personal. Porque 26 años después todavía:
·        Tengo prohibido estornudar, toser o sonarme la nariz. Y es que la hermanísima aplica tolerancia cero a cualquier función vital que incluya fluidos así que básicamente, a la invitación de mudarme al trastero durante los catarros para asegurar una buena cuarentena hay que sumar la prohibición de besos, estornudos espontáneos (sin catarro mediante), negación del uso del baño para ninguna actividad mas allá de retocarse el maquillaje y un largo etcétera que me será recordado según aterrice para Navidad.
·        Soy como Tristón a la puerta del baño, solo que yo no quiero un amiguito si no entrar en general. Y es que los retoques de maquillajes se convierten en horas que serian días si se instalase una cama en el baño.
·        Hace chequeos extra de calidad a los regalos de cumpleaños y navidad. No a lo que yo le regalo a ella sino a lo que ella me regala a mí. Y por supuesto, los chequeos siempre son pre-regalo y mediante uso normal. Lo que se dice recibir regalos de segunda mano.
·        Me dice cosas como ‘ese chico te va perfecto con tu outfit’. Criaturitas, si supieran que esto es lo mas romántico que jamás sacaran de ella.
·        Me estresa con su conocimiento: que si los Oxford de leopardo son last season, que si el gris no es el nuevo negro, sino que lo era hace 3 años. Todo esto lo ponen en el BOE o de dónde saca ella toda esa información?
·        Me martiriza con técnicas de delegación sutiles. Algo así como ‘anda, que era el cumpleaños de mama hace dos meses y no le hemos comprado regalo? Igual le podemos comprar un bolso de ‘Perico el de los Palotes’ en amarillo fosforito que esta súper in’. Y claro, como vas a dejar tu que tu madre, que piensa que la vida útil de un bolso es 5 años (comparado con los 6 meses de mi hermana) se pasee, primero con un bolso amarillo fosforito y segundo, pasado de moda durante 4 temporadas lo que te da 5 años de ridículo a los ojos de los no entendidos en moda y 4 para los entendidos. ‘Anda, deja que ya le compro yo un Kindle…’ ‘Un Kinder?? Con sorpresa???’ Y ahí, directamente cuelgo y ejecuto la compra del Kindle antes de que acabemos con una caja de 100 huevos de chocolate.
·        Genera estreñimiento entre el personal: en el intestino de mi gato que no es muy tolerante a ser pintado con pintalabios; en los hombres cuando les explica que los pelos en el pecho son totalmente inaceptable mientras los señala asomando por los botones en la camisa y en las caras del resto cuando nos explica los motivos fashionistas para no tener hijos y sus efectos secundarios sobre la salud de tu imagen.
Pero tengo que reconocer que a pesar de las peleas de velocirraptor que todavía tenemos en casa, la cantidad de veces que he recibido una cara de ‘ah, que tenía que haber pasado la revisión del coche hace 50,000 km, pero que coche es este que necesita revisiones?’, las veces que me ha preparado el hatillo para que pase la noche en la privacidad del trastero con mis virus y mis visitas al veterinario para resolver los efectos secundarios de sus visitas a mi casa, todavía voy y la quiero e incluso le tengo preparado un súper regalo!
Lara Jones
P.S. Mil perdones por no publicar la semana pasada. La semana empezó mal, fue a peor y aquí estamos intentando sobrevivir.

26/11/12

Hoy nos vamos de examen

Como la mujer adulta responsable en la que me estoy convirtiendo (‘señora’ para los ofensivos churumbeles de todas esas madres que presumen de enseñar a sus hijos educación, yo es que los prefiero que me llamen ‘tía’ que suena mas cool y hace más joven) me sentí profundamente ofendida cuando recibí el correo de confirmación de mi examen de inglés (porque lo necesito para mi siguiente aventura estudiantil) diciendo que estaba prohibido pasar a la sala del examen con nada que no fuese el pasaporte en la boca y un boli en cada mano. Nada de móviles, libros, hablar con los compañeros… Una regresión a la adolescencia en toda regla, solo que yo no quiero volver. Estoy mucho mejor con mi carnet de conducir, mi tarjeta de crédito y mi salario fluyendo mes a mes.
El caso es que, con la imagen del típico mochilero en deportivas totalmente digerida, fui al examen oral (no de sexo, de inglés, que nos liamos enseguida con algunas palabras). Primer paso, registrarme. Y me tienen que hacer una foto… No pueden avisar? Porque yo llegue correteando después de dejar el coche aparcado aproximadamente en Escocia, hacer una mini-visita a H&M (porque yo lo valgo), cotillear los electrodomésticos de un gran almacén y casi desmayarme a la puerta cuando comprobé que realmente todos eran estudiantes de aproximadamente instituto. Eso que yo no soy desde hace más de una década.
El caso es que me estoy colocando para la foto y me dan otra ristra de instrucciones: el pelo en coleta, bufanda fuera y… necesito verte las dos orejas así que retírate el flequillo. Sera pervertido el tío, las 3 de la tarde y con estos ataques de fetichismo. Pero continúa… Necesito tu pasaporte y escanear tu huella dactilar 4 veces. Perdón? Porque yo he venido a un examen oral de 15 minutos, no a una prisión de alta seguridad en condición de prisionera. Pero como una es un amor, obedece.
Y poniendo todavía un poco más a prueba mi paciencia,  me escanean la huella dactilar una vez mas y me comprueban el pasaporte otra vez justo antes de entrar en el examen.
El examen, bien gracias: que entretenimiento hay donde vives, que te parece esto, lo otro o lo de mas alla… Todo ello grabado en sonido y en video, por si mutaba por el pasillo después de la última comprobación pasaportil y mis células de última generación daban un cambiazo personal. Evidentemente, mis células son mas como de los 80 así que la revolución tecnológica les queda grande y solo llegaron a la sala unos 30 segundos más viejas.
Segunda parte del examen: 3.5 horas de examen escrito sábado por la mañana:
·        Paso 1: dejar todo en una sala, igual que tuve que hacer con el examen oral. Y todo es toda tu vida: tu móvil, tus llaves de casa y del coche, monedero con tarjetas, iPad, GPS. Es decir, si desaparecen: no se cómo volver a casa y no puedo tampoco pagar el viaje de vuelta, pero no importa porque tampoco tengo llaves de casa; no puedo leer mientras espero a que alguien me eche de menos, porque no tengo iPad y no puedo llamar a nadie y, de hecho, no tengo amigos, porque no tengo móvil.
·        Paso 2: escanear tu huella digital y comprobar tu pasaporte. Otra vez!!
·        Paso 3: encerrarte en una sala de examen sin agua (porque se me olvido) durante toda la duración del examen.
·        Paso 4: Darte instrucciones. Si quieres ir a baño, tiene que ser acompañado (no sea que te suicides con el boli?). No puedes hablar con tus compañeros, no puedes mirar a los lados; Si sigues escribiendo cuando el examen ha terminado queda invalidado.
Guantanamo? No, otra vez el examen! Y todo porque este examen es no solo obligatorio para matricularte en el curso que quiero hacer sino para pedir extensión de visa (que por razones evidentes yo no necesito) pero que, a juzgar por los múltiples chequeos de pasaporte, debe de haber hecho florecer un interesante mercado ilegal de suplantación de personalidad para completar los exámenes por módicas o no tan módicas cantidades de dinero.
En fin, que por lo menos ya esta hecho!
Lara Jones

20/11/12

Guia practica para mantener tu ying en Navidad

Estamos a finales de Noviembre y no solo ya es Navidad sino que hay gente que ya ha terminado de comprar los regalos. En mi particular andadura por la vida, que se resume en mirar los escaparates para ver en qué fecha vivo (San Valentín empieza en Enero y dura un mes), he decidido que este año el despendole de felicitar todo el mundo las fiestas y desearles un feliz año nuevo incluso cuando tus deseos el resto de los once meses es que venga una ola  se los trague; de ir a la fiesta de Navidad del trabajo cuando tu lo que quieres es estar en pantuflas en casa; de comprar regalos destinados al reciclaje (es decir, a ser regalados a otros a la primera ocasión de lo horrorosos que son) y de comer cantidades que harían a una boa dormir durante tres días en la carretera para facilitar la digestión, no me va a destrozar el ying como normalmente ocurre. Asi que por si alguien está en la misma situación, he decidido escribir una lista de consejos para sobrevivir a la sobredosis de felicidad:
·         Agénciate un roscón de reyes a la primera oportunidad. Como todo el mundo sabe tiene múltiples beneficios para la salud, desde su efecto calmante hasta la liberación de endorfinas y, en casos extremos, la generación de amor al prójimo sin esperar nada a cambio o en incluso esperando cabreos superlativos.
·         Cómprate una barra de labios nueva (si aplica, claro). Si en tiempos de crisis y guerra las ventas de L’oreal aumentan, esta es definitivamente la ocasión perfecta para darles un empujoncito.  Y es que cuando una se ve fabulosa, hasta puede tolerar las impertinencias de parientes lejanos diseñados para poner a prueba los nervios del más calmado.
·         Averigua las horas de Cortilandia. Es un poco ochentero, el espectáculo ya no es como antes, pero en casos de estrés extremo, cantar un poco de ‘Cortilandia, Cortilandia, ya llego la navidad’ nunca viene mal. Y siempre puedes fingir que se te olvido comprar el pan o un enfado repentino para salir de casa a la hora X.
·         Espera a los reyes como cuando eras pequeño, comprobando cada día si por casualidad se habían confundido y llegado antes o si habían decidido dejarte un regalito unos días antes como aperitivo.
·         Lleva lápices de colores en el bolsillo. Si la situación se sale de control, ponte a dibujar un sol y una casita (te acuerdas de lo terapéutico que era en la guarde a pesar de que el sol y la casita eran irreconocibles?) y si hay niños gritones alrededor dáselos a ellos y pídeles que dibujen su casa, su familia, sus dibujos favoritos, a Batman y la lista de reyes (esta última, como tiene por lo menos 200 líneas les llevara un rato).
·         Cómprate un regalo fantástico a ti mismo y espera al día 6 de Enero para abrirlo. Acuérdate de el cada vez que notes la vena de la frente hinchándose y disfruta de tu premio por no acabar protagonizando Kill Bill en primera plana de 20 Minutos una vez que las Navidades se hayan acabado.
Y con esto yo ya estoy lista para enfrentarme a todas las cenas a las que no quiero ir, toda la gente con la que no quiero hablar y todo lo feliz que estoy obligada a ser.
Lara Jones

13/11/12

Esos locos grandotes

He llegado a la conclusión de que los hombres son gatos de talla XXL con capacidades vocales suficientes para hablar un idioma y en algunos casos incluso dos. Al igual que el gatito Jones, si fuera por ellos solo comerían, dormirían y jugarían (los juegos, a gusto de la imaginación del lector) pero al contrario que mi entrañable minino, que técnicamente es un proxeneta que vive a mi costa a cambio de ronroneos ocasionales, la mayoría tienen que trabajar para ganarse las galletas.

El caso es que no deja de sorprenderme todas esas características que les diferencian de nosotras y les hacen unicos:
·         No distinguen los colores. Yo este fin de semana llevaba un vestido coral y cuando me quise dar cuenta estaba siendo comparada con una niña en un vestido rojo porque ‘vais del mismo color’. Me sentí como en la secuencia del Diablo Viste de Prada, donde están comparando dos cinturones que a la protagonista le parecen iguales y la estilista le dice ‘son taaaan diferentes’. Evidentemente me ahorre la explicación.
·         Andan a zancadas y muy rápido. No solo es que nosotras tengamos limitada la velocidad máxima como las ‘fregonetas’ a 80 cuando vamos en tacones por el riesgo de vuelco, sino que incluso en planos, comparadas con ellos parecemos muñecas chinas, dando millones de pasitos super pequeños para cubrir un paso de los suyos.
·         La ley de la gravedad no les afecta. Y no es que no se les caigan las carnes, que se les caen, y si no, no hay más que coger como ejemplo cualquier abuelo con tatuajes en la playa sino que realmente a ellos las cosas no les pesan! Debe de ser que la gravedad se multiplica con nosotras porque, cuando nosotras estamos en posición de arrastrar una caja y empujarla con la cadera si es necesario porque no hay quien la levante, ahí están ellos, levantándola con las dos manos y sin despeinarse.
·         Necesitan sentirse el macho de la manada, y mientras en una excursión tu miras con recelo el puente semi-derruido al estilo Indiana Jones y buscas caminos alternativos, porque caerte al rio tiene que ser doloroso, húmedo y muy frio, ellos te tienden la mano para que intentes atravesarlo. Yo, personalmente prefiero dejarles ahí, en su momento ‘Yo Tarzan, tu Chita’ y hacer un examen de lengua española, que por mucho de odiase los análisis léxicos, semánticos y demás variantes, me sigue pareciendo mejor opción que una muerte segura.
·         Sus habilidades logísticas son escasas. Porque mientras que para nosotras cualquier salida implica contestar a un montón de preguntas, empezando por que zapatos me pongo, ellos te dicen tan frescos que para el sitio sorpresa donde vas puedes llevar zapatos ‘normales’ (yo es que de esos, justamente no tengo) pero que se puedan meter por el barro (pues eso, que no tengo). Debería llevar Hunters? Mujer, que exagerada, si solo es un poquito de barro. Si, señores, debería haberlas llevado.

Me he dejado alguna cualidad sorprendente del Homo Machus?

Lara Jones

5/11/12

El truco del almendruco


Si ya lo dice el refranero español, que mujer previsora vale por dos y que más vale maña que fuerza, sugiriendo veladamente lo apañadas que somos las mujeres de hoy y de siempre (casi probablemente más las de siempre que las de hoy). Y paseándome por el supermercado, porque en la calle hace un frio que pela, en particular en la sección de hilos y agujas, encontrar los mini velcros para coger pantalones me ha hecho darme cuenta de todos aquellos trucos, algunos un poco disparatados que TODAS y cuando digo TODAS, me refiero a TODAS con muy raras excepciones, usamos como remedios de último minuto. A saber:
§  Puntadas para cosernos el sujetador al vestido. Que suena un poco al anti-cristo, porque como sales tu del vestido si el suje esta cosido? Pues en un momento de lujuria, que evitaras a toda costa para evitarte el momento braga-faja de Bridget Jones en su versión nunca falta un roto para un descosido, bastante rápido y con bastantes jirones. En un momento tranquilo con mucho esfuerzo y mucho cuidado de no cortarte con las tijeras. Pero el punto aquí es que muchos vestidos no sientan porque se ve el sujetador, intentas un imperdible, dos, tres, pero o acabas con los dedos como un colador, o el imperdible se ve a kilómetros de distancia y sin faro alumbrador. Damos el vestido a la iglesia? No por Dios, nos lo cosemos!
§  Tangas por encima de los leotardos, que no son un síntoma de demencia senil, sino de que se te caen las medias o los pantuflos de lana. Y es que, en un momento de deslizamiento no propicio,  te pones ropa interior por encima (manteniendo también la de debajo, que hay muchos catarros culeros esta temporada) y se fini! Ahora, si en el caso anterior un momento de lujuria acaba con desgarrones pero sin víctimas, en este caso, casi que mejor no utilizarlo si hay posibilidades erótico festivas porque se esfumaran al primer impacto (literalmente).
§  La triple capa por debajo del vestido ultra glamouroso. Y es que aunque las modelos en la tele no tengan frio (que te paguen por lucirte ayuda mucho) y las inglesas tampoco, el resto en invierno y con vestidos ultra glamourosos tendemos a coger catarro. Asi que nada como ponerse un par de capitas por debajo. Las normas evidentemente son: evitar las camisetas interiores de Cuéntame llenas de encaje que llevaba mi madre en los 80, ni parecía que dieran calor ni que mantuvieran la dignidad; que el color sea aproximadamente el mismo que el vestido. La ropa interior blanca de algodón asomando siempre recuerda al anuncio de calzoncillos de Ferrys, que como todo el mundo sabe, siempre ha controlado mejor la natalidad que la píldora.
§  Los rellenos en los zapatos. Porque si los hombres piensan que el hogar natural de los rellenos es el sujetador o los labios, yo tengo que decir que conozco a muchas más que no pueden resistirse a unos zapatos en rebajas y se los llevan aunque sea una talla mas grande. Manual de uso: relleno y más relleno. Para las altas, evidentemente, lo de encoger los dedillos por comprarse una talla menos solo acaba en tragedia: dedos de martillo.
§  Y aunque este muy feo y no se deba hacer, no será ni la primera vez ni la ultima que destruyes tu último par de medias vistiéndote y en lugar de cambiarte entera, te pones las medias de forma que el agujero quede en la planta de pie y listo. Super importante: no ir a aeropuertos, que el momento Guate, aquí hay tomate no te lo quita nadie.
§  Y ni que decir tiene, que el sujetador, en especial los deportivos, son super prácticos para llevar el móvil en el canalillo (y rezar mientras para que no suene) o el iPod, siempre y cuando el ejercicio sea moderado porque si no aquello termina como una charca o incluso los 20 euros de emergencia cuando se sale con amistades peligrosas.
§  Y para terminar, los pañuelos esconden divinamente los granitos y los no granitos en el cuello; los sombreros esconden los pelos de gaviota estilo Amy pero con dueñas no drogadictas; los pantalones los moratones como el que yo me hice resbalándome con mis Oxford de leopardo hace dos semanas en mitad de la calle (de verdad que admiro a las que les da vergüenza caerse, yo lo único que pense en era en lo dura que estaba la acera) y los leotardos parece que disimulan las depilaciones olvidadas. Las rubias mejor nos abstenemos, porque nuestros pelos son como Gusiluz, brillan en la oscuridad y encima sin pilas.

Se me ha pasado algún truco critico?

Lara Jones

30/10/12

Que tiempo tan feliz

Con el frio de estos días se me han subido los calentadores a la cabeza y ando venga a pensar en maillots, calentadores, pelos churruscados y cintas ochenteras. Alguien se acuerda de esos programas de aerobic, líderes de audiencia con esas mujeres estrafalarias dando saltitos? Y es que para llegar a Ana Rosa y a comentar Gran Hermano y Mujeres, Hombres y Viceversa hemos pasado por muchas penurias. Y eso que el resultado tampoco es que sea para tirar cohetes.
El caso es que en pleno apogeo mental de Alaska y los Pegamoides (como ha mejorado esa mujer con los años), me he trasladado discretamente a aquellos maravillosos 80s y 90s donde:
·       Los chándales de rayas en plan vintage de Adidas, no eran lo mas sino la norma. Zapatillas tenis, camisetas de algodón y no de dry-fit como ahora… Para ser sucedidos por los chándales de tactel, que durante unos años fueron lo más: lo más incomodo con las gomas en los tobillos que se subían en cuanto respirabas; lo más antiestético ensenando los calcetines, lo más terrorífico a la altura del glúteo donde el chándal siempre decidía hacer exploraciones internas. Lo más de lo más. Menos mal que ahora ya no existen los chándales como tal y nos dedicamos más a las mallas de spinning, las de correr, los pantalones de zumba y demás artefactos que requieren conocimientos específicos solo para llevarlos (lo de usarlos es otro capítulo).
·       El pelo a tazón, que salvo a tantos preadolescentes con pelos Pantene de años de miseria. Porque no hay nada como un pelo brillante y liso para distraer la atención de una boca sin muelas o de un cuerpecillo de caballito de mar más que de caballo de carreras. El predecesor fue algo parecido con lo que yo me he encontrado en muchas fotos y que creo que Ana, la de Enrique y Ana (que es un coconut? Alguien se acuerda?) también llevaba.
·       La Barriguitas, que eran las muñecas más poco practicas jamás inventadas. Porque para ser hijas de la Barbie, eran las hijas talla XXL desterradas a otro universo porque ni Ken ni Barbie las podían presentar en sociedad o llevar en brazos. Para ser hijas de la Nancy, las pobres pasarían mucha falta de afecto con una madre con las rodillas estiradas todo el tiempo, incapaz de agacharse para tocarles por lo menos la cabeza. Y para niñas de tres años, eran del tamaño de un bebe canguro recién nacido, solo que yo personalmente no tenia marsupio.
·       La guerra del Nesquick y el Cola Cao, que asumo que actualmente no existe porque con todas estas bebidas ultra avanzadas y estos niños tan poco resistentes de hoy que necesitan casco para montar en bici, cinturón para ir en coche, guardaespaldas para jugar en el parque y jornadas progresivas para empezar el colegio porque si no se traumatizan, posiblemente la competición es mas entre bebidas súper sónicas ultra vitaminadas bajas en grasas con anti-edad y colágeno para regenerar las células que no se mueren a esas edades. El caso es que en aquella época no solo todos tomábamos Nesquick o Cola Cao si no que la marca era casi un tema de clase social…
·       Los bollos del colegio, que yo siempre tuve prohibidos y a los que miraba con ojos golositos para acabar comprobando que el Tigreton y la Pantera Rosa eran dos piezas industriales absolutamente incomestibles que mi madre con muy buen juicio me había prohibido. Aun así, eran taaaaan bonitos… Especialmente la Pantera Rosa.
Y seguiría nostálgica, pero si sigo, hoy no trabaja nadie J
Lara Jones

22/10/12

Bienvenido invierno, te he echado de menos

Debo de ser una de las pocas personas que prefiere el invierno al verano. Por alguna razón, no me pega el chocolate caliente en un chiringuito y me seduce la idea de estar en casa hecha un ovillo debajo de una manta, viendo llover por la ventana (porque es lo que tiene Londres, días bucólicos a tutiplén convertidos en pesadillas andantes en cuanto pones un pie en la calle).
El caso es que a mí me sigue gustando el invierno porque:
·        Tengo un montón de charcos que pisar y muchos montones de hojas en los que meterme de cabeza. Mi jardinero, evidentemente, está haciendo lo más que puede para inhabilitarme. Primero porque lo que él hace en tres horas yo lo destruyo en cero coma y, segundo, porque realmente tiene una seria preocupación en cuanto a mi salud mental y, por ende, la seguridad del vecindario con semejante loca suelta.
·        Me encanta tener excusas diarias para hacer uso de las toneladas de chocolate que me trajeron mis padres en su último viaje. Afortunadamente, hemos pasado la fase de Alfredo Landa con los chorizos y ahora ya nos dedicamos mas al chocolate con churros, que es mucho menos humillante si el escáner del aeropuerto se queja y tienes que sacar el contenido. Todavía no se me ha pasado la vergüenza del día que tuve que sacar la morcilla de la maleta. Entre la forma y la textura…
·        Me gusta no sentirme como una gallina en una granja con luz 24 horas. Porque curiosamente, cuando hace sol, tengo la sensación de que tengo que hacer muchas cosas y acabo como los servidores de Internet: activa 24x7 y con backup (la cafeína, que te resucita en 3 minutos si te la administran correctamente). Y claro, es muy muy cansado. Lo siento por las gallinas ponedoras porque, si tienen una personalidad parecida a la mía, deben de estar exhaustas.
·        Me encantan los calcetines, que puede sonar como una confesión fetichista, pero no. Es que de verdad me encanta no verme los pies (porque son horrorosos) y que estén calentitos. Y claro, en verano esos dos supuestos no solo no se dan sino que me veo forzada a vérmelos y a compartir su fealdad con el resto del mundo! Y de verdad, que mis dedos no solo son de martillo sino muy muy tímidos y no muy agraciados. Y aunque dicen que las madres quieren a todos sus hijos por igual y no ven la fealdad en ellos, yo personalmente creo que no pertenezco a esa categoría humana.
·        Adoro los guantes, y en vista que mis amigas no se casan ni a tiros, y por lo tanto no tengo oportunidad de plantarme el pamelon con los guantes a juego con el que llevo fantaseando por lo menos los últimos 5 años, me conformo con guantes de invierno: de colores, de piel, de lana, con pelillos de conejo, sin pelillos… Ninguno de boda pero mientras espero el ansiado día, me calman la gula.
Seré yo la única con estos gustos?
Lara Jones

17/10/12

Mil perdones

Tarde, tarde, tarde. Pese a mis mejores intentos, llego un día tarde. Y es que la vida se me ha complicado muchísimo en las dos últimas semanas por una serie de eventos de lo más simples. Por ejemplo: las casas inglesas son viejas, por dentro y por fuera. Y están mal construidas. No solo es que los semi-sotanos y las buhardillas no están aisladas porque solían ser los cuartos del servicio, sino que, además, la mayoría no tienen cimientos, no tienen aislamiento o solo están acabadas hasta donde alcanza la vista (como muevas los muebles de la cocina, te da algo del ahorro de baldosines que queda a la vista). Y todo esto sería irrelevante si no fuese porque mi deseo de ducharme en el trópico de mi baño me llevo a hacer revisar la instalación eléctrica y descubrir que mis techos no tenían tierra. No de la de los tiestos que de esa no tenían que tener, sino de la que cierra los circuitos y evita que te electrocutes. Así que el viernes por la noche pase a ser la primera víctima desquiciada a causa de una escayola que no va alrededor de una pierna sino alrededor de los enchufes, el techo del baño, las lámparas y el interior del armario del cuadro de mandos.
Y seguimos: el mundo ya no es lo que era. Y pese a que la liberación sexual se supone que ha sido de lo mas productiva para las mujeres, ayer, cuando salía de casa a las 6 menos cuarto (si, 5.45 am, de buena mañana) para ir a una reunión en el norte de Inglaterra, no pude evitar que me asaltasen las dudas. Es el precio de ‘Nosotras parimos, nosotras decidimos’ levantarnos antes de las 5 de la mañana para ir a trabajar? Porque yo la verdad a esas horas, con las legañas puestas, pensé que yo igual me volvía a la cama y dejaba que decidiese otro (y yo ya publicaría Lara Jones a tiempo cuando me levantase).
Y eso sin mencionar que:
·        Espere nada menos que dos horas y media, estoicamente y casi (casi) sin quejarme, el domingo al último invitado de una comida de cumpleaños. Porque era el medio lio del chico del cumple y, sobre todo en mi caso, era la que traía la tarta y merecía ser esperada para evitar el riesgo de fuga con la tarta de doble chocolate puesta. Yo por si acaso ya había planificado como hacer un lazo al estilo rodeo para capturarla en caso de emergencia (No sin mi tarta!).
·        Tuve una cita (otra más…. Por Dios, Príncipe Azul, libérate del dragón ya que me estoy cansando) el miércoles. Ningún éxito que reportar.
·        Estoy dedicando todo mi talento a buscar otros desastres naturales a los que atribuir mi retraso entre ellos distracciones varias estocando leotardos (necesario), zapatos de leopardo (imprescindible), tomates del mercado (mi momento abuela de la semana), catarros y demás plagas (dos en los dos últimos meses), ataques estilo guerrilla del gatito Jones que cada día esta mas asilvestrado, tests a la ley de la gravedad (jolines con el Cola Cao que no para de caerse) y enervamientos varios resueltos aspirador mediante.
Así que solo me queda pedir disculpas y prometer que la semana que viene seré mas puntual ahora que ya no tengo a tres hombres en mi casa durante 10 horas al día (3 y para mi sola!!), soy mucho más pobre y además ya tengo calcetines y leotardos para los fríos londinenses.
Lara Jones

9/10/12

Palacios para que os quiero!


Me estoy convirtiendo a la vida palaciega. No es que en un intento desesperado de encontrar al príncipe azul este intentando acercarme al lugar de los hechos porque yo ya tengo palacio y carruaje y ni me gusta perder zapatos, ni tengo sueño, ni me quedan trenzas, ni me gustan las manzanas y desde luego, aunque conozco muchas bestias, pocas podrían convertirse en príncipes  sin que medien cantidades ingentes de magia, los tres milagros demostrables que pide la iglesia católica para beatificar, al menos dos visitas a Fátima y la estampita de San Judas, el patrón de las causas perdidas en el bolsillo. Lo que pasa es que llevo dos semanas seguidas de excursión a palacios que, aunque deberían resultar en una versión mucho más exquisita de Lara Jones, han terminado en una más de andar por casa.

Y es que cuando yo paseo por los palacios, me asaltan un montón de dudas que no hacen sino constatar que estoy divinamente viviendo como una plebeya (Harry, si nos casamos, promete que harás que la prensa oculte este post, no me hagas como a Katie que todo el mundo le ha visto desfilar en bikini).

Empezamos por el tamaño. Porque, hay que admitirlo, si que importa. Cuando te mudas a un palacio, te dan un mapa? Tiene el GPS las direcciones de las estancias internas? Te dan una audio guía para que por lo menos sepas donde estas y si te pierdes sepas que siguiendo las instrucciones en una hora al menos estas en la salida y puedes volver a entrar?

Y luego está el tema de la calefacción. Alguien se imagina viviendo con esos techos gigantes, esas piedras super frías, esas chimeneas desangeladas y sin radiadores? Que haces para calentarte, te compras un oso (no una piel, un oso entero) y que duerma contigo. No me extraña que la realeza haya sido siempre tan promiscua, es que esos fríos invitan al calor humano.

Y también está el momento puertas. Porque cada estancia tiene tres puertas. Soy yo la única que visualiza el trajín de puertas abriéndose y cerrándose continuamente, con un trasiego tipo metro que casi se puede medir en transeúntes por mes? Y si llaman a todas a la vez??

Y, por supuesto, la decoración. Porque entre los dorados, los tapices, las camas rococó que ademas son increíblemente cortas, mas para los pitufos que para Harry y los frescos en el techo, yo personalmente no podría dormir. Y es que aunque yo no sea una gran fan y me duela decirlo, a veces, se echa de menos un toque Ikea, y como tienes un ejército de sirvientes ellos se encargan de ir, traer los muebles y montarlos. Bueno, bonito y barato!

Asi que, después de ver el palacio de Windsor y de Hampton Court, tengo que decir que casi que me quedo en mi pisito. Porque pintar de blanco esos palacios me llevaría dos eternidades, no sé qué empresa se responsabilizaría de retirar 2 toneladas de tapices, posiblemente nunca conseguiría que me pusiesen un sistema de calefacción con control de temperatura, me volverían loca las puertas y para remate me pasaría los tres primeros meses llamando a la policía todos los días para que me rescatasen de la torre en la que me acababa de perder sin GPS ni audio guía. Un incordio.

Lara Jones

2/10/12

Apatrullando la ciudad

Que el mundo es un lugar inseguro es un hecho claramente reflejado en todas las películas americanas llenas de malos armados hasta los dientes. Ahora, que MI MUNDO sea un lugar inseguro es una sorpresa y el colmo de los colmos.
El martes pasado, estaba yo tan ricamente dándome media vuelta en la cama a las 2.30 de la mañana (en realidad asada como un pollo con un pijama de borreguito de Primark que se lo aconsejo a todas las que como yo sientan que por las noches se trasladan al polo por el mismo procedimiento que Dorothy la del Mago de Oz al país del camino de baldosas amarillas) cuando suena el telefonillo. La primera vez pensé que era ruido ambiental, la segunda que era un móvil vibrando, la tercera que era en casa del vecino pero ya como a la cuarta me di cuenta de que no, que igual alguien estaba muy interesado en venir a dormir a la comuna hippy en la que se había convertido mi casa a raíz de la visita de mis padres.
Contesto al telefonillo con toda la dignidad que despertarse despelujada con un gato mordiéndote los pies y esas horas de la mañana te dan para encontrar al otro lado a una chica que dice que se ha dejado las llaves de su casa (no de la mía, de la suya) y me dice que necesita dinero para una taxi al centro de Londres (definitivamente no interesada en volver a su casa). Y empiezan las preguntas:
·        De que piso eres? En realidad de un calle que está a 5 minutos. Y de toda la gente que había en su camino, incluidos sus vecinos, me tenía que despertar a mi?
·        Cuando te has dejado las llaves? A la 1.30 de la mañana. Perdón???????? Pero a donde ibas, criaturita, si no hay trenes, no tienes dinero para taxi y los autobuses están llenos de hombres despiadados a esta hora.
·        Quieres que llame a un cerrajero? No, porque ya lo he llamado y me cobran 120 libras. Ah, por supuesto, mucho mejor sablearme a mí el dinero de un taxi que pagar a un cerrajero.
Y hasta ahí, mi obra de buena samaritana. Porque alguien que sale a la 1.30 de su casa, se deja las llaves pero decide caminar en lugar de llamar a sus vecinos y tiene móvil y en lugar de llamar a sus amigos me levanta a mi sin conocerme solo me inspira una frase: ‘Al ladrón!’. Porque para cuando recapitule este sin sentido me di cuenta de que evidentemente no solo tenía sus llaves sino que quería las mías y que no estaba sola bajo la lluvia sino posiblemente acompañada de un maromo mucho mas grande que todos mis novios por separado y juntos.
Así que mirando por la mirilla muy eficazmente, como si saber que me van a tirar la puerta abajo pudiera evitarlo, me cerré con 7 cerrojos, puse mis posesiones a buen recaudo (es decir, coloque al gatito Jones en la caja fuerte porque poco mas iban a encontrar de valor en mi casa), me hice un bicho bola en la cama y a sonar con sistemas de alarmas, detectores de presencia, subscripciones a la asociación del rifle, clases de auto defensa y gases lacrimógenos.
Soy yo la única damisela en apuros?
Lara Jones

25/9/12

Mi gran boda Serbia

La invitación de la boda en Serbia no me pillo por sorpresa. La pareja mas ideal y que mejor sale en las fotos de todo Londres se casaba por segunda vez (no en plan 25 años sino en plan ‘la ultima vez no lo hicimos por la iglesia’). Así que los invitados de todas partes del mundo hicimos un hatillo y nos encaminamos a Belgrado.
El vuelo estupendo, como volar directa requería la donación de un riñón y algún otro órgano vital, opte por hacer escala en Montenegro. Primera sorpresa: el aeropuerto tiene solo 5 puertas y tienes un guía al que solo le falta el paraguas que te lleva al avión. Muerta me quede, teniendo en cuenta que embarque en Gatwick (100 puertas) y si se te ocurre desviarte del camino la policía te dispara.
Llegue a Belgrado al hotel fantástico donde se celebraba la boda al día siguiente despelujada y corriendo como un avestruz, con la cabeza y los pies por delante y el cuerpo siguiendo a cierta distancia) para ser interceptada en el vestíbulo por el novio: nos íbamos toda la tropa internacional a cenar escoltadas por la novia y su hermana, una modelo profesional y otra que podría serlo igualmente.
La cena, en un lugar idílico en el centro de Belgrado estuvo amenizada por trompetistas!!! Al más puro estilo tuna pero sin leotardos ni cascabeles, es tradicional pagar a los trompetistas para que te toquen al oído (alguno interpreto que se les paga para que dejen de hacerlo, pero no) y el festín de carne empezó. Porque los serbios se alimentan de carne. De mucha carne y casi exclusivamente de carne. No me di cuenta de la dimensión de las palabras de la novia ‘a los serbios nos gusta la carne’ hasta el día siguiente en el banquete…
El día siguiente fue otro aluvión de sorpresas: la abuela de la novia había cocinado para nada menos que 80 personas que estábamos invitadas a la comida pre-boda (es decir, que había que ir emperifollados a temperatura Madrid, o sea, sol de justicia). Así que con una hora de retraso que ha sido la primera vez que he esperado a ningún hombre en mi vida (su excusa es que su piel sensible no tolera afeitados acelerados) nos presentamos en la casa de la abuela. Para cuando llegamos, el resto de los invitados ya estaban más que felices bailando en círculos al más puro estilo griego. La gran sorpresa es que en Serbia no solo es que puedas ver a la novia antes de la boda, sino que la novia entra bailando con los trompetistas (probablemente los mismos de la noche anterior) tocando. Después de la comida, a nada menos que 40 grados y después de que nos dieron botellas de agua para que sobreviviésemos la misa a las 3 de la tarde (la siesta española cobro más sentido que nunca), nos fuimos a la ceremonia religiosa. Sorpresa numero 2: no había bancos en la iglesia.
Pese al calor de justicia, los tacones de aguja, la botella de agua en el bolso y el pelo que se empezaba a rizar presa del derretimiento generalizado, al terminar la ceremonia nos fuimos al banquete y nos sentamos como gente civilizada que somos para ser levantados e invitados a bailar. Y es que entre plato y plato, se baila. Y se baila fundamentalmente en corro con unos pasos perfectamente ensayados que los no serbios aprendimos sobre la marcha. El sorbete digestivo de limón, totalmente innecesario, para el final de la cena ya has quemado todo.
De la comida, tengo que decir que muy impresionada con los quesos y la carne. El apartado carne tanto en calidad como en cantidad porque comimos nada menos que 4 platos de carne, a saber, un plato gigante de entremeses para cada uno, una sopa de venado, un solomillo con ñoquis y un plato de carne típica Serbia. Para el final de la comida, un trozo de tarta para contrarrestar la sobredosis de proteinas era absolutamente necesario.
Y por supuesto volvieron a aparecer los trompetistas, bailamos hasta el final en círculos y no círculos y yo finalmente me retire a mis aposentos (mi habitación tenía un armario de los que se entra andando al más puro estilo americano) porque mi vuelo era a las 8 de la mañana.
En resumen: aconsejo sobradamente ir a bodas fuera de España, tanto si eres invitado o si tienes que pagar por la invitación (tómatelo como la entrada por la que pagas para ir a un concierto).
Y por supuesto, dar las gracias a la pareja de recién casados por la invitación. Los dos estaban ideales y los invitados lo pasamos súper bien.
Lara Jones

19/9/12

Vuelta al cole


Siempre me han encantado los eufemismos. Desde el famoso ‘tingui’ que mama Jones utilizaba para referirse a las axilas y que nadie se enterase de que íbamos hablando de esas áreas corporales por la calle, hasta la ’vuelta al cole’ que es el eufemismo infantil decorado de Corti-Coles para referirse a la depresión postvacacional. Y es que al fin y al cabo, la vuelta al cole en versión donde-esta-mi-prozac nos afecta a todos y, por mucho que las revistas de mujeres escriban paginas y páginas sobre como engañar al cuerpo para que no le parezca que las vacaciones se han acabado, o peor, para que piense que nunca estuvo de vacaciones, el mío por lo menos se siente todavía como un chaval asustado con una mama hiper excitada que jalea la excitante vuelta al cole mientras:
·        El no puede dormir pensando si sus amiguitos siguiéndolo o si entenderá a la profesora. La versión adulta en tiempos de crisis es el juego de la silla, que da unos nervios en el estomago…
·        Le abruma pensar en los deberes. Y es que ‘’cuando arrivo a casa…’, en lugar del chico de Nescafe tenemos plancha, cocina, spinning, amigos y esa bombilla que se acaba de fundir… No nos da tiempo a hacerlo todo en una tarde y encima mañana preguntan la lección!
·        Le falta la playa, el helado y le sobra el despertador. Y es que de pequeños o de mayores la taquicardia que te entra con el despertador y la visualización del día que te espera no te la quita nadie. A veces me gustaría ser una filosofa griega, espanzurrada al sol disertando dos o tres horas al dia y si puede ser con un esclavo que me transcriba los pensamientos. Y es que escribir y el sol cansan mucho por separado, asi que intentaría hacer todo lo posible para no juntarlos.
·        Los adultos emocionados con la vuelta al cole te dan escalofríos. Pero donde los fabrican de esa calidad? Y si son humanos, que les dan de desayunar y donde se compra? El famoso carajillo ruso no es porque ya sabemos como acaba la cosa: con un zorro en la cabeza y haciendo eses…
·        Y para remate, no nos gusta la comida del cole y el recreo nos parece corto. Yo en particular sigo fantaseando con que el autobús del cole coja atasco y yo llegue un poquito tarde… Que es la versión mas triste de: ‘mama, estoy enferma’ con la realidad de una mama incrédula que te empuja dentro del autobús y tu acabas rezando a todos los santos para que el cielo te mande un atasco.

Y para terminar, mil perdones por el retraso. La vida Jones se esta complicando y ayer no pude publicar.

Lara Jones