15/10/13

Caza en las sociedades modernas


Dicen que el alto grado de especialización y complejidad de la sociedad actual ha eliminado de nuestra vida nuestra faceta cazadora. Parece ser que ahora no cazamos. Y para mí, una personita que está convencida que mucho tonto del que veo por la calle solo ha llegado a edad adulta porque disfrutamos de una era sin depredadores, es una afirmación sorprendente.

Y es que, si es verdad que a mí de momento no se me ha visto por el monte persiguiendo conejos y mucho cazándolos, mi experiencia del viernes por la tarde en el supermercado bien merecía un capítulo del National Geographic dedicado a estructura piramidal en ecosistemas habitados por humanos y sus hábitos de caza.

Y empezamos por el principio: 7 de la tarde en un supermercado tipo Supercor (me pregunto qué ocurriría en Lidl porque yo fui allí para ahorrarme el gentío y comprar una triste barra de pan). Panorama desolador: las únicas manzanas que quedan son un pack de 4 a tres libras (0.75 £ por manzana). Me puse a mirarlas a ver si me sonreían y me decían algo en alemán porque por ese precio esperaba que hablaran idiomas, teniendo en cuenta que no estaba comprando en la frutería donde compra la casa Real sino en el súper. Sección de carne: el mismo paraje desolador que ir a Zara al final del primer día de rebajas: de lo que quieres no queda, de lo que no quieres, a buen precio tampoco y lo que queda no solo no es lo que quieres y es caro sino que esta arremolinado con cosas de otras 20 secciones… Mirando un poco más de cerca a la sección de carne… Que ven mis ojos? Entrenamiento de Rugby, porque, a pesar de todo, la histeria colectiva se hace un hueco y, como si estuviésemos en época de racionamiento pero sin colas civilizadas, empieza la pelea por la supervivencia: la pelea por la bandeja de pechuga de pollo pro biótico y feliz troceada.

Y es ahí cuando te das cuenta de que estas asistiendo no solo a una escena de caza moderna, donde el despiece no es el de la presa sino el del adversario, sino que además estas asistiendo a la lucha por la supervivencia de la clase menos privilegiada: la que se levantó antes de que abriesen el súper, trabajo mientras el súper estaba abierto y abastecido y mientras era desabastecido por las clases más privilegiadas que se pueden permitir hacer la compra mientras el resto están encerrados en una oficina (esto incluye no solo muchi-millonarios sino amas de casa, estudiantes, jubilados y todo aquel que no se sepa de memoria el horario del cercanías entre las 6 y las 7.30 de la mañana), la que dejo la oficina para subirse en el tren de vuelta sin respetar la regla de ‘no correr’ (porque les cerraban el súper) y la misma que probablemente respondería a algún email de trabajo mientras quemaba las pechugas de pollo feliz que tantos codazos le costó conseguir.

Así que dejando claro que yo no era el adversario, que si era necesario proclamarme vegetariana para mantener mi integridad física, lo haría y que solo quería una barra de pan, me abrí paso hasta la sección de panadería, a la que ni que decir tiene no le quedaba nada que no fuera pan de molde. Gracias a Dios, un reponedor apareció con pan recién horneado.  Aunque era una hornada caritativa, plenamente alineada con los eventos que estaban aconteciendo en otros pasillos (nada de pan granary o de chapatas), me sentí la mujer mas feliz de universo: libre para hacer 10 minutos de cola entre un montón de gente que, si no fuera por el cansancio de la batalla denunciarían a la empresa de cercanías, al dueño del supermercado y posiblemente a la mama con carrito que les atropello los pies por maltrato físico y psicológico.

En fin, Serafín, hasta la próxima!

Lara Jones

1/10/13

Mi iPad californiano


Mi iPad está convencido de que es californiano. No es solo que no se haya dado cuenta de que es en realidad chino de padres estadounidenses y residente en Londres, sino que desde ayer vive de acuerdo a los husos horarios de la vertiente oeste de Estados Unidos.

Como hemos llegado a esta situación? Muy fácil. Hace un mes recibí la primera notificación de actualización de sistema operativo. Y pulsé ignorar. Y volví a pulsar ignorar al día siente. Y al otro. Y al otro. Hasta que alguien cogió mi iPad y pensó ‘uy, hay una actualización que seguro que es necesaria y trae grandes beneficios a la propietaria’. Beneficios? Mi Whatsapp nunca más funciono después de 3 actualizaciones fallidas, dos antivirus distintos se enredaron en una pelea dentro de mi ordenador que acabo con un reseteo completo y ahora? Pues ahora, como no me acuerdo de mi contraseña de Apple, tengo un iPad que cree que vive unas 8 horas por detrás del mundo con una aplicación Kindle que ha pulverizado la mitad de mis libros, dándome el triste aviso: ‘algunos de tus libros pueden requerir nueva descarga’. Algunos? No, todos, por lo menos todos los que estaba leyendo. Y donde me he dado cuenta? En el Metro, cuando estaba sin conexión en medio de un montón de seres humanos relativamente lavados cuya existencia solo se hace llevadera porque me puedo evadir en mi Kindle. 7.30 de la mañana y mi única evasión iba a ser disfrutar del nuevo teclado rosa para introducir la clave en el aparatito. Mala hora para deleitarse con los colores del arcoíris.

El caso es que aquí estoy, viendo la hora californiana y preguntándome que estarán haciendo los estadounidenses en esas latitudes. Muchos probablemente nada porque Estados Unidos ha suspendido pagos. Pero y los que están haciendo algo? Estarán los californianos tomándose un batido de zanahoria y puerro para combatir los radicales libres y conservar el moreno? O está acudiendo a alguna súper fiesta de alfombra roja? O mejor, comiendo potitos de bebe como Jennifer Aniston? O grabando ‘Real Housewives of Beverly Hills’? O haciendo yoga en la playa?

El caso es que sea lo que sea, nada de esto estaría pasando si mi iPad fuese un poco más intuitivo y me mostrase claramente que tengo que hacer, en lugar de dejarme navegar sin rumbo por sus menús para acabar en Facebook viendo lo que supuestamente alguien ha hecho entre dos y 10 horas antes (porque ahora ya no sé si ellos son también californianos).

Y lo que es mejor es que si mi iPad estuviese más diseñado para ser manipulado por Lara Jones y no por gurús de la informática, me podría ahorrar la humillación casi segura de alguien diciéndome: ‘a ver, melón, que si pinchas aquí se te actualiza la hora’ y solucionándolo en cero coma segundos mientras que yo no solo he pasado horas sino que me he sentido tan herida que hasta he escrito un post.

Señor, señor, dame fuerzas contra los elementos del mal diseñados en USA…

Lara Jones

26/9/13

Grandes inventos de la humanidad (no tecnologicos, of course)

Las siete maravillas del mundo (que mi padre tenía incluso en versión enciclopedia), los monumentos declarados patrimonio de la humanidad y los mejores inventos son siempre motivo de disputa entre países, entre comunidades autónomas e incluso entre vecinos, si resulta que estos están leídos y estudiados.

Por alguna razón que, como terrícola sin posibilidad de paquete de viaje de 7 días todo incluido, no logro comprender, el mundo sigue considerando la llegada a la Luna (lo llamaría conquista pero como ahí no había ni el Tato, daré la vivienda por desocupada y el desembarco pro movimiento Okupa gringo) como el mejor invento/aportación de la humanidad…

Y por alguna razón que el resto no pueden comprender, yo sigo erre que erre con que el invento Chupa Chups ha mejorado nuestras vidas mucho más comparativamente.

·        El caso es que me he puesto a pensar, excluyendo la tecnología, que a veces no sabes si ayuda o desayuda, especialmente si estas usando el corrector ortográfico, en cuales son los inventos que más han mejorado mi vida:

·        Los manteles de plástico: que sé que no son un invento nuevo pero mira que resuelven si tu eres:

1.      Una persona que tira siempre el café

2.      Una que alina la mesa y la ensalada

3.      Una con mala puntería o bien de la fuente al plato o del plato a la boca

4.      Una combinación de todas las anteriores, que viene  a ser lo que yo soy.

·        El cola-cao y la Nutella. Porque alimentan, calman los animos, entretienen (tu dáselo a un niño y veras que calladito esta un rato y como te entretienes tú la media hora siguiente limpiándolo) y hacen muy feliz siempre y cuando no tengas alergia a las avellanas.

·        Los kits de herramientas pre-montados. Y me explico: estos kits que te dan todo lo básico para tu supervivencia en plena experiencia de bricolaje (martillo, destornillador, alicates) o cambiando las tapas de los zapatos en casa (videos en YouTube porque yo fracaso estrepitosamente la mayoría de las veces asi que mis instrucciones versan más sobre ‘si no consigues hacer esto…’ más que ‘y ahora haz…’).

·        Las vajillas irrompibles si, como dice mi padre, tienes pies en lugar de manos; porque, y esto lo dice alguien que ha pasado por el trance, los platos de papel, los vasos de plástico o las vajillas de picnic, si bien te sacan del paso en casa (no sin dejar secuelas emocionales), te arruinan la vida social (tus invitados no solo no volverán sino que te eliminaran de su agenda).

·        Los bares con piscina y camas. Que así dicho suena a peli porno, pero que en el contexto adecuado, son ideales para relajarse. Un San Francisco, una horita tirada en la cama mirando la piscina… Y la verdad es que pido otro San Francisco para no tener que levantarme.

·        Los vestuarios para familias. Que yo no he visto en España, por cierto, pero que dan mucha tranquilidad personal a la gente sin niños o con intolerancia infantil o con problemas latentes de corazón que puedan ser activados con el berreo.

·        El envase de los cafés para llevar, que es súper practico para no quemarte las manos. Solo que claro, como parece que no está caliente te quemas la  lengua… pensándolo bien igual este no debería estar en la lista.

 

Lara Jones

18/9/13

De verdad que no me gustan las vacaciones


No me gustan las vacaciones. Si cuando acabe la carrera no me gustaban porque perdía el control de mi trabajo ahora resulta que no me gustan porque tengo que volver al trabajo.

Y es que a la buena vida se acostumbra uno enseguida: que si vamos de paseo al monte que desde allí se ve el puerto (y que puerto!), que si vamos al castillo que desde allí se ve el puerto (vaya con el puerto), que si vamos en moto de agua… Si, desde allí también vimos el puerto pero, más importante, fuimos a unas cuevas donde aparte de un par de medusas, había tomates de mar, pececillos y un agua cristalina que si no se nos escapaba que estábamos en la provincia de Alicante, por las fotos pasaría por el Caribe. Mi blanco nuclear, sin embargo, nos delataría bastante rápido.

El caso es que cuando tu vida vuelve a sus orígenes, cosa de solo dormir, comer, jugar y pasear, como cuando te llevaban en la sillita pero sin juguetes de goma (ahora el móvil entretiene más) y te pones a mirar a tu vida en la gran ciudad sin puerto, sin castillo, sin monte, sin playa y sin vida (porque si a los fumadores les acorta la vida el tabaco, a mí la acorta el transporte público, la falta de sueño, las frutas tamaño Polly Pocket de los súper británicos y correr con los tacones puestos) te dan ganas de mirar para otro lado. Concretamente para el lado de tu ombligo… O si tienes que levantar la cabeza, el lado de, como no, el puerto.

Y aunque parezca que tengo pasión por los yates o por convertirme en pescadora (mejor se lo dejo a los de Pescanova, que tienen chubasqueros) a mí lo que de verdad me gusta es:

·        Ir andando a los sitios, aunque te encuentres con mil vecinos y tardes 10 años. En Londres, me encuentro más bien con pocos, no porque no tenga vecinos sino porque no tengo ni idea de quiénes son.

·        Enseñar las piernas (que se quedan de cine después de andar) haciendo caso omiso a Manolo Escobar y su ‘no me gusta que a los toros vayas con minifalda’. Teniendo en cuenta que cuando me baje del avión en Gatwick hace una semana pase de 30 grados a 10, ni que decir tiene que mis piernas solo pasean con medias tupidas y leotardos. Un horror!

·        Dormir. Dormir la siesta, dormir por la noche, dormir a las 6 de la mañana, dormir a las 7 y levantarme a las 8 fresca como una lechuga a sabiendas de que me ahorrare una fortuna en productos cosméticos porque no hay nada como dormir para tener una piel 10.

·        Trabajar para vivir. Porque después de haber probado unas cuantas opciones de vivir para trabajar, resulta que me he dado cuenta de que: a las 11 de la noche en la oficina soy muy infeliz; a las 11 de la noche en un hotel soy muy infeliz; a las 11 de la noche con mis compañeros de trabajo de cañas porque estamos a 2.000 km de casa soy muy infeliz; en general soy muy infeliz si a partir de las 7 de la tarde alguien me está robando mi ‘me time’.

·        El sol. En pequeñas cantidades pero constantes, preferiblemente con los pies metidos en el agua, a poder ser en la playa y no en una palangana en el salón.

·        El pescado. De hecho casi todo el pescado: los salmonetes, los boquerones en vinagre, la merluza, el salmón, el atún, los gallos… Todas esas cosas que en Inglaterra no encuentras ni pagando.

·        El mar. No en su totalidad y desde luego no para beber. Pero en un elemento motorizado con volante y siempre que sea posible, evitando percances, como el que yo tuve con la moto de agua donde mi bikini decidió explorar partes desconocidas de mi anatomía y las olas impedían acciones drásticas por mi parte para evitarlo (el rasca-mama de después no me lo quito nadie), me parece fantástico.

·        La tranquilidad. Pensar que no pierdo el tren ni el autobús, los objetivos del trabajo son de verdad SMART, con lo que pago por mi casa de un dormitorio en Londres me compro una señora casa en la costa, que puedo aparcar sin pagar, que el sol saldrá mañana como salió ayer, que si planto un naranjo tendré naranjas y no un árbol enfermo, que puedo pasear por el monte, por el pueblo, por el puerto…

Así que desde que he vuelto no solo estoy temiendo las siguientes vacaciones sino buscando una casita cuca en la playa para cuando yo esté lista para dar el salto de vuelta.

Lara Jones

30/7/13

Estoy fuera de la oficina...


De verdad que a veces mis colegas de trabajo me dan unos buenos ratos…. Y es que las vacaciones presentan ante cada uno de nosotros el último reto laboral justo cuando estamos a punto de pillarnos los dedos con las prisas cerrando el portátil antes de ponernos las chanclas y la sombrilla al hombro. Y ahí, en situaciones límite como esa, es cuando sale lo más profundo de nosotros mismos.

Y los nosotros mismos que tengo a mí alrededor son de lo más variados y si no, no hay más que ver los mensajes de fuera de la oficina:

-“Estoy en la playa con los niños dándome chapuzones”. Palabrita de niño Jesús que esto es un mensaje de fuera de la oficina.

-“Estoy pasando tiempo en familia, contestare a la vuelta”. Este es súper hiriente. Teniendo en cuenta que mi compi pasa más tiempo con nosotros que con su señora esposa, que le hace pensar que no queríamos ser invitados? De verdad que se están perdiendo todos los valores y la educación.

-“Estoy fuera de la oficina”. Fin. O sea, que si quieres algo como que te las apañes como puedas.

- “Estoy fuera de la oficina. Si necesitas algo mi móvil es xxx xxxx xxx. Angelito…” Que ni en vacaciones dejamos de sentirnos imprescindibles… Pero tú no tienes niños para remojarte en la playa o guiris a las que tirar los tejos en el chiringuito? Mira que te mando con el primero de la lista a que te de unas clases.

-“Estoy fuera de la oficina, si necesitas algo contacta a [mis esclavos / subordinados]”. Y que Dios te bendiga porque probablemente ellos son los que han escrito lo del chapuzón.

-“Estoy fuera de la oficina, si necesitas algo contacta a [mi señor jefe]”. El jefe es evidentemente el que da su móvil en el mensaje de fuera de la oficina porque ahora trabaja por 10.

-“Estoy fuera de la oficina, sin acceso al correo ni al teléfono. Si no puedes esperar, contacta a [el jefe, el del móvil otra vez]”. Este me encanta. Es algo así como estoy fuera de la oficina en un retiro espiritual. Ya me has contactado por email y te estoy diciendo que no estoy. No intentes contactarme por teléfono porque no estaré. Y además, si no peligra la vida de varios seres humanos, por favor, espérate y no seas plasta. Y si, es lo que parece, he dejado mi iPhone en casa y me he pasado al Nokia del año 2000 que como no se rompía ni a palos todavía funciona.

En fin, que yo voy a dejar un mensaje de fuera de la oficina en plan ‘gracias por tu email (porque soy educada, no porque agradezca un email más a añadir a mi lista), estoy fuera de la oficina sin acceso a Internet o teléfono. Si necesitas algo contacta a [mi jefe, que para eso gana más]”. Que es un mensaje de ni pa’ti ni pa’mi. Estoy de vacas pero no te cuento haciendo que (porque al gatito Jones no le gustan los chapuzones) y además, no, no soy cirujana cardiovascular, así que si el mundo de hunde, esperamos todos a que nos salve Will Smith que es el procedimiento habitual.

Y con esto y un bizcocho, hasta la semana que viene (o no, según las vacas)

Lara Jones

16/7/13

Que comen los ingleses?


Las cenas en Inglaterra son esos momentos de reunión donde uno se da cuenta de las diferencias culturales. No solo porque los españoles aliñamos la ensalada con aceita y vinagre y ellos con algo que se llama ‘aliño de ensaladas’ (cero nivel de conocimiento se necesita para manipular los productos ingleses); sino por la larga lista de comida ‘no comestible’ en las mentes inglesas. Y es que en un país donde la carne siempre tiene forma de filete, no tiene ni patas ni cabezas; el pescado no tiene ojos y las gambas no tienen ni cascara ni bigotes, el momento explicación de cómo hacer un caldo de pescado con la cabeza y la espina de un pez es para ser grabado. Como se enfrentarían ellos al momento paella, con todo ese pescado lleno de cabezas, aletas, patas y bigotes (casi lo mismo que el metro ahora que lo pienso, incluido el olor)?

·        El caso es que en un país donde el 90% de los hombres menores de 70 años adoran McDonalds sobre todas las cosas, hay unos cuantos hábitos alimenticios que a mí, que a estas alturas ya he visto de todo, todavía hacen que se me levante la ceja como en ‘Quiere ser millonario’ pero sin premio:

·        Las ensaladas suelen tener entre 400 y 800 calorías. No hay más que ver las comidas de 15 minutos de Jamie Oliver, casi 700 calorías la ensalada de ayer porque como no les gusta comer verde entre la carne, el queso, los frutos secos, la mayonesa y demás aliños el resultado era el mismo que una doble cheeseburger con patatas grandes.

·        El pescado habitualmente no se toca y definitivamente ni se pela ni se trocea. De hecho, los adultos todavía consideran comer fish fingers un acto saludable y, en su defecto, el bacalao con los 5 kilos de empanado. El salmón y el atún son platos para sibaritas y el resto de los pescados son una rareza difícil de encontrar.

·        Las patatas fritas de bolsa son el postre de comida laboral por excelencia. De hecho, en los supermercados el pack de comida de mediodía es un sándwich, una bebida y una bolsa de patatas. Entre las burbujas, la mayonesa y las patatas, la verdad es que mucho de saludable no te queda.

·        Un postre sin tarta no es postre. Y es que si en muchos restaurantes de menú del día, las tartas que ofrecen están alineadas con los objetivos de Sanidad de reducir el nivel de colesterol de los españoles (penita da ver a algunas), los ingleses no pueden terminar de comer si su trozo de tarta. No tarta de Santiago, no tarta al Whiskey, sino más bien la tarta con todo el azúcar glaseado, la crema, la mantequilla y demás ingredientes inventados para ayudar a las tiendas de tallas grandes a cubrir objetivo a base de engordar a la población.

·        La cara de susto cuando explicas que las sopas con un hueso de jamón quedan mejor son para ser grabadas y colgadas en Youtube. Un hueso? Pero si lo hierves no vuelca el contenido del hueso con todo ese… contenido del hueso y queda asi como… si el hueso se hubiera desparramado? Criaturitas…. Cuando no saben que la sopa lleva hueso ni rechistan… Me da a mi que en su mente, el hueso y el bandiblue están hecho del mismo material.

Y la conclusión final de la cena fue, por supuesto, que si invitas a un ingles a cenar, le compres una hamburguesa de McDonalds que probablemente será muy feliz y tu comas a dos carrillos tu sopa con hueso, ensalada con aceite y vinagre, tu pescado con espinas y de postre, fruta o yogur como en el cole.

Lara Jones

10/7/13

Facebook que te quiero Facebook


Tengo una pregunta para el mundo que me gustaría que el Mundo me respondiera. Pero sospecho que el Mundo está muy ocupado dando vueltas sobre si mismo, un poco en rollo hedonista insoportable, como para darme una lista de las cosas que se pueden publicar en Facebook.

Porque Facebook es una máquina de buenas noticias (los silencios misteriosos de individuos altamente facebookizados se toman como malas noticias de índole desconocido), un mini blog de quejas varias (que si hace frio, que si hace calor, que si el mundo es ahora una mierda (por causas no relacionadas con no contestar a mis preguntas) que si es maravilloso 30 segundos más tarde) y una ventana a las desgracias de desconocidos, desde perritos abandonados a enfermedades que desearías que nunca hubiesen existido.

El caso es que la decisión de mi hermana, la Kamikaze, de dejarme un mini testamento en Facebook legándome el contenido de su armario si se despanzurraba haciendo paracaidismo mientras se la suponía despanzurrándose al borde de una piscina, me hizo empezar a hacerme preguntas. Sobre todo cuando dos horas post-evento no tenía noticias ni de mi herencia ni de la donante. Está bien preguntar por Facebook si el testamento es efectivo? Y lo que es más, es mi comentario una broma si mi hermana aterriza correctamente y una crueldad si la tenemos que recoger con cuchara, incluso si en ambos casos yo todavía no se cuál es el desenlace final?

Pero como el mundo ya tiene bastantes crisis físicas, intelectuales y conceptuales, decidí que en lugar de intentar salvar a las ballenas vía conceptualizaciones de normas de etiqueta en Facebook ante posibles herencias de armario, estaba mejor echando un vistazo a las actualizaciones del resto de mundo. Y estos son los resultados y las normas de etiqueta que he decidido editar:

·        Algunos bebes son feos, solo que los padres, inundados por numerosas hormonas y falta de sueño no se dan cuenta. Lo mejor en el caso de bebes es publicar pocas fotos salvo que fuentes ajenas a la familia te paren sin cesar por la calle para preguntarte si es el bebe del anuncio de papilla.

·        Los cuerpos Dadone existen, y los cuerpos ensaladilla rusa también. Para los cuerpos Danone, por favor, seguid enviando fotos. Las ensaladillas, patatas bravas y otras tapas desestructuradas, por favor, absteneros de publicar ninguna foto.

·        El número de pies en Facebook se multiplica alarmantemente durante los meses de verano. Por favor, los propietarios de más de dos pies, contacten a los servicios de emergencia o de poda de árboles en su defecto, igual pueden ayudar.

·        Hay mucha gente que no trabaja. Pero mucha, mucha que solo se dedica a viajar y a estar de fiesta. A todos los afectados por esta racha de suerte, enviadme un correo con los secretos y las best practice. Si tenéis un project plan con pasos detallados para conseguir una vida ociosa, mejor.

·        Hay todavía mucha gente sin cara (ni fotos de ningún tipo). Intuyo que este grupo está formado por todas las ensaladillas rusas con bebes súper feos, un total de dos pies y muchos emails que responder en el trabajo y muy pocas vacaciones. Si en algún momento salís de debajo de la montaña de papeles, por favor, haceros una foto (a poder ser después de chapa y pintura) y publicadla. Queremos saber quiénes sois y si os conocemos de verdad o aceptamos la solicitud de amistad por error.

·        Hay un montón que en estado tienen ‘es complicado’. Por deferencia al resto del mundo y especialmente a todos los usuarios que usamos Facebook para fisgar, debería incluirse un campo de texto libre explicativo. Porque en mi mundo hay solteros, casados y en una relación. Las relaciones tortuosas, las inexistentes y las Guadiana todavía entran en las definiciones previas, si alguien quiere explicar su frustración con su actual relación, lo mejor es que lo postee alto y claro que los demás estamos escuchando atentos.
 
Lara Jones

2/7/13

Donde estan las llaves, matarilerilerile


Según muchisisimas páginas web en Internet que no puedo recordar porque yo también padezco el síndrome de la era de la información, que produce memoria de pez como respuesta al bombardeo de datos constante (spam  y no spam), hoy en día recibimos tropecientas veces más información que un día en la vida de nuestros abuelos. Qué bien vivían nuestros abuelos y que poco se olvidaban las llaves.

Y es que yo culpo a la sobrecarga de información de los acontecimientos de la semana pasada. Nos ponemos en situación: una personita  con muy pocas horas de sueño (y eso que el gatito Jones es un bebe autolimpiable y autalimentable que si se pone tonto por la noche duerme en el baño), se levanta, se arregla y, después de tirar el serum del pelo, volcar la taza del cola cao y añadir a la lista un par de desgracias menores más que solo podían ser el presagio de lo que estaba por venir, se dirige a la puerta. Llevo bolso? Voy yo? Voy vestida? Llevo zapatos? Llevo móvil? Llaves del coche? Tic, tic, tic… Lo llevo todo! Cierro la puerta y… Ay, las llaves de casa!!!! Y ahí estábamos, mi geranio y yo a la puerta de casa con las llaves del coche, el bolso, el portátil, el móvil y un total de cero formas de volver a entrar en casa. 7 de la mañana para más inri… Nada puede ir bien en un día en el que a las 7 de la mañana ya te has dejado las llaves…

Gracias a Dios, a quien madruga Dios le ayuda, fundamentalmente en forma de llegar antes a los sitios: te levantas antes, te arreglas antes y te dejas las llaves antes, también puedes ir a casa de tus amigos a por tu copia de las llaves antes  de que ellos se hayan quitado las legañas. Así que en 15 minutos asunto resuelto: mis llaves y yo estábamos juntas de nuevo cantando como Paloma San Basilio ‘Juntas, café para dos…’.

El caso es que fue entonces cuando mis amigos empezaron a cuestionarme: cómo es que te has dejado las llaves? A ver, a ver, pongamos un poco de orden. Dejarse las llaves es muy muy fácil. Lo difícil es acordarse todos los días de cogerlas. Y también empezaron las soluciones: mételas en el bolso y así nunca te las olvidas. Ya, y tampoco cierro la puerta con llave, que igual tampoco es tan malo porque teniendo que mi tele vale 100 libras, mi teléfono es una BlackBerry y mi posesión más cara es un gato obsesionado con correr detrás de pelotas con cascabeles, igual a los ladrones potenciales les doy penita y me limpian la casa o me regalan un móvil decente que total, stock tienen de sobra. Y la mejor de todas: anda que lo que no te pase a ti… hombre, a mi pasarme me pasan muchas cosas, la mayoría impensables para los mortales. Ahora que dejarse las llaves es la mitad del negocio de los cerrajeros, así que intuyo que lo que no fue normal es que se me cayesen las llaves del coche por una alcantarilla (para eso se necesitan habilidades especiales) y lo que tampoco sería normal sería salir en bragas de casa con las llaves en la mano. Como tampoco fue normal cuando mis padres se asomaron a la ventana del descansillo y se les cerró la puerta detrás dejando al gatito Jones a cargo de las lentejas en el fuego… Y es que la sociedad de la información ha creado muchas anormalidades (gatos cocineros, tele sexo, clases de yoga en la alfombra, xBox, Quien quiere casarse con mi hijo…). Que una de ellas sea que yo me deje las llaves es cuestionable.

Como punto positivo, me he acordado todos los dias desde el suceso de coger las llaves (como me acorde durante los 32 años anteriores… A la vejez viruelas…).

Lara Jones

15/5/13

Clases de protocolo: supervivencia en el metro


El otro día leí en una revista que hay una mujer en el Reino Unido intentando resucitar la tradicion de los bailes de debutantes. Para tamaña ocasión y aprovechando que el Pisuerga para por Valladolid, se habían organizado una clases de protocolo previo pago porque como lo cortes no quita lo valiente, una causa noble no esta reñida con sacarle el máximo partido económico. Al fin y al cabo, si las debutantes acaban casadas con partidazos de Eton como el Príncipe Guillermo (en sus años mozos mas porque esta teniendo muy mal envejecer) porque no lo van a hacer los organizadores.

El caso es que como a toda mujer de abolengo que se precie a mí el anuncio de pillo… En el metro, que es el lugar natural de toda mujer moderna. Y pese a todo, me sentí identificada. Porque salvando las distancias de clase y de edad, yo también quiero clases de saber estar: de saber estar en el metro (sin perder los nervios ni el asiento), en el supermercado (alguien se ha fijado la cantidad de gente que van de veraneo allí?), en el taller (no solo cuando te dan la factura sino cuando están examinando al coche con los ojos con el símbolo del dólar y la cara de que no creerse la suerte de poder engañar a una mujer), al teléfono (con los mensajes grabados y las telefonistas humanas automáticas) y todas esas situaciones en las que tienes que elegir entre sonreír y sufrir en silencio una ulcera de estomago o conseguir lo que quieres y que te llamen maleducada.

Y toda esta parrafada, para decir que hoy empezamos las clases de protocolo de supervivencia en el metro.

Y como lo primero es lo primero, comenzamos con las medidas de seguridad: nunca, nunca, saltes delante del tren. Ni en caso de suicidio. El resto de los usuarios no tienen la culpa. Unas pastillitas y un poco de moscatel es igual de efectivo y evitas un montón de niños perdidos por el mundo porque sus padres no llegaron a recogerles del cole.
Y ahora a lo que vamos: el objetivo número uno de ir en metro es ir del punto A a B con el mínimo coste, respirando todo el aire necesario para evitar daño cerebral y, si puede ser, sentada. Ser la más educada y dejar pasar a todo el mundo solo genera varices y, si eres muy buena persona, un 10% de la dosis diaria de satisfacción personal.
Asi que alla vamos:
-Si eres bajita, por favor, acuérdate de las chicas altas como yo: tenemos los riñones destrozados de codazos. No digo mas.
-Cuando entres a la estación, calcula donde están las puertas y cuélate discretamente entre los que ya están esperando.
-Cuando el tren esta parando, mira donde están los asientos libres y prepárate para un salto con pértiga en cuanto hayas dejado a los pasajeros bajar. Nota: esto no da varices, solo satisfacción y es un 20%.
-Si no consigues sitio, mira las caras de los que van en el vagón y elige la persona que crees que se va a bajar antes para marcar de cerca su asiento. Pista: los que están dormidos no son buena inversión, o van muy lejos o se van a pasar su parada.
-Si vas en el vagón como una sardinilla, pon en orden tus prioridades: siempre que sea posible con el pompis (que dia mas cursi que tengo…) contra la pared, que hay mucho tocón que aprovecha la ocasión; una vez que la retaguardia este segura, enfoca tus esfuerzos en respirar. Si necesitas bailar los pajaritos para hacer espacio a tu caja torácica, adelante!
-Cuando estés cerca de tu estación, si el vagón está muy lleno empieza a revolverte (bailar otra vez los pajaritos ayuda mucha, arriba Maria Jesus).
-Cuando llegues a tu destino, lo mejor es que te sacudas el polvo, te repases los labios, te pongas los taconazos que llevas en el bolso, respires hondo y te comportes como si te acabases de bajar de un taxi que cogiste a la puerta de tu casa. Un golpe de melena, guash, guash y está hecho.

Y la semana que viene si tengo tiempo, entramos en el mundo del supermercado y el protocolo para comprar sin morir ni matar en el intento.

Lara Jones

30/4/13

Adios cole...


Mi intuicion femenina y un amplio revuelo en Facebook, Interviu y posiblemente algun blog mas que aun esta por descubrir, me dice que el colegio en el que estudie esta a punto de cerrar.

En un momento de nostalgia contenida (o mejor, no contenida en absoluto) me pase por la pagina web, para encontarme un monton de fotos de pizarras electronicas mientras mi mente flirteaba con las rayas de la camiseta de deporte de los 80, el chandal del uniforme de tactel de los 90 y un monton de recuerdos educativos mas que intuyo que no concuerdan exactamente con lo que los profesores se esmeraban en enseniarnos. A saber:

·        Las clases de quimicas, que aparte de un monton de conocimientos sobre moleculas de oxigeno, hidrogeno, carbon y el resto de la tabla periodica viviendo la vida loca, se resumian en hacer la competencia a las avestruces de la forma mas atroz: ‘A ver, problema 1, quien quiere salir a la pizarra?’, y, de repente, todo el mundo tenia la urgencia de atarse los cordones, tirar y recoger el lapiz del suelo o de atusarse las plumas. La cosa llegaba hasta el punto de que yo hacia los deberes y estrategicamente estiraba el cuello como las jirafas para salir a la pizarra en el problema que sabia que estaba bien para evitarme contar los baldosines del suelo el resto de la clase.

·        Las clases de historia, que me dejaron pasmada con una sola frase: ‘la gente se mueve por el estomago’. Y ahi me di cuenta de una gran verdad: si sigues a un filete, puedes escribir la historia. Porque si hay filete, tienes paz. Si no hay filete, guerra. Si el que reparte el filete se queda con el trozo mas grande, adios al sistema feudal. Y si te das el filete… eso es otra asignatura…

·        Las de musica, que se repartian en las soporiferas clases de historia de la musica y las clases de musica, musica. Ahora que el delito ha prescrito, dire que en mis clases de historia reales habia casi tantos filetes como chuletas en las de historia de la musica. Y mira que yo soy muy practica y siempre decidi estudiar, porque tardaba menos en aprenderme la leccion que en adquirir la destreza requerida para hacerte chuletas tatuando el boli, pegandotelas en la manga o sacando el estuche de lapices carcomidos. Pero los examenes de musica… digamos que alguna vez acabe jugando a las avestruces con mi compi de pupitre porque nuestra inexperiencia en el mundo de las chuletas acabo en busqueda desesperada por los suelos. Y de las de musica real, solo decir que me acuerdo mucho del ‘tu-tu-tu’ de la flauta y del goteron de saliva que seguia a muchos de estos musicos amateur.

·        Las clases de filosofia, con esos grandes pensadores y esa mini-profesora que tenia un halo magico alrededor. Siempre pense que si le poniamos alas se convertiria en Campanilla.

·        Las clases de biologia, que deberian haber empezado en lugar de con el aparato digestido de los rumiantes y sus digestiones rozando la bulimia, con el hecho que mas me intereso en esos largos anios de clases y que solo descubri en el ultimo anio antes de la Universidad: las moleculas de colageno no pueden atravesar los poros de la piel, son demasiado grandes!!! Si hubieramos empezado por ahi y no por la fotosintesis, seria ahora misma doctora en el tema. Como empezamos al reves, estudie ingenieria.

·        Las clases de lengua, de  las que siempre quise excluir todo el contenido que incluyese las palabras ‘sujeto’, ‘predicado’ y ‘complementos’ (hay alguien que pueda decir con el corazon en la mano que le gustaba en analisis sintactico?) y a las que siempre agradecere que nos enseniasen a conjugar verbos, sobre todo el imperativo, primero, para que no pareciesemos unos catetos y, segundo, para que identificasemos a los catetos y no nos casasemos con ellos.

·        El comedor del colegio, gracias al cual como lentejas incluso si no estan hechas por mi madre; no mezclo jamas las patatas con el filete (un filete diferente al de las clases de historia); no como pan (porque si te lo comias, no te terminabas la comida y no habia patio) y lo que es peor, me paso la vida echando de menos sus albondigas. Alguien tiene la receta?

Y, por supuesto, un monton de asignaturas mas; el almacen, donde comprabamos los cuadernos, los libros y el Tipex (los ninios de ahora con el iPad se van a perder uno de los grandes placers de la vida; los autobuses del cole y los capones que nos llevabamos por ir de pie, pegandonos, haciendo ruido o  una mezcla de las tres; la megafonia llamando a recepcion a los que se portaban visiblemente mal o se daban el filete; la megafonia llamando a lo que vendria a ser ahora el Facility Manager o lo que antes era el chapuzas para arreglar los desperfectos que con tanto carinio causabamos; las clases de natacion en las que habia una incidencia inusualmente alta de ninias con periodos de mas de treinta dias; los setos del jardin que al parecer escondian un monton de secretos (de los que yo me entere anios despues porque yo andaba en la parra hacienda mis deberes de quimica para salir a la pizarra cuando a mi me venia bien); las bellotas de los arboles y esos gusanos blancos tan bonitos que vivian en ellas y, para terminar, los profesores que tenian mas paciencia que el santo Job y se vengaban con pequenios placeres como hacer rutas en coche en los alrededores del colegio para llamar a los papas de las criaturitas que decidieron que estaban en su dia de suerte y no les iban a pillar haciendo novillos.  

Lara Jones

PS1 – Para la tranquilidad de los profesores, durante las clases no solo me dedique a coleccionar estas observaciones sino tambien a aprender el contenido (excluyendo historia de la musica).

PS2 – Mil disculpas por la ortografia. Mi ordenador no tiene configurado el idioma espanol y este es el resultado de la batalla campal para mantener las palabras lo mas parecidas a las reales con un teclado que no ayuda y un corrector ortografico que no colabora.

27/3/13

Adoro la semana santa


Me encanta la Semana Santa, porque a pesar de que los anios de Marcelino Pan y Vino, Benhur y las procesiones de rigor estan en un pasado lejano (o quizas precisamente por eso, porque, por Dios santisimo que aburrimiento de television…), los dias de fiesta que tanto necesito con mi nuevo trabajo tienen un monton de pequenos placeres ocultos:

·        Las vacaciones en si mismas: levantarte a las 8 en lugar de las 6 de la manana, porque yo tengo un resorte en el colchon que a partir de una hora determinada me escupe y lo peor es que me gusta y en dos minutos estoy cantando en plan el canario de la vecina. Lo siento por el resto de los vecinos, la vida es dura y la melodia de mi voz no la hace ni un poquito mas facil (es lo que tiene no tener oido ni voz ni verguenza).

·        Los huevos de chocolate. Y es que a falta de monas de Pascua (lo que las echo de menos, me las puede enviar alguien) buenos son los huevos de chocolate que llevan en las tiendas un mes. La idea inicial era comprarlos y guardarlos para las fiestas pero cuatro paquetes de mini-huevos despues creo que es mejor aceptar la derrota, sacar el panuelo blanco y seguir rumiendo el chocolate a dos carrillos.

·        Las vacaciones de los ninos. Yo en particular no tengo ninguno y aunque sospecho que durante mis propias vacaciones la densidad de ninos por metro cuadrado probablemente me destrozara los nervios, la paz interior y los resultados de mis ejercicios de relajacion, reconozco que ahora que ellos estan de vacaciones y sus padres tambien y yo no (porque en Londres nasti de plasti hasta el viernes) disfruto todos los dias de la felicidad de tener asiento en el tren (dos grandes ventajas: no te salen varices y tienes asegurado el espacio necesario para seguir respirando con normalidad).

·        Tener tiempo para ir a la peluqueria. No el acto en si mismo, que me parece una perdida de tiempo, sino la tranquilidad mental que no ire a la boda de mi amiga, llamemosla X, con los pelos de la bruja averias.

·        La obligacion de brunch y del asado de los domingos. Porque si hay que desayunar huevos revueltos con bacon, pues se hace el esfuerzo. Y si hay que comer cordero asado, pues tambien. Y para remate, como me siento abandonada por mis amigos que han decidido irse de vacaciones mientras yo mando de vacaciones eternas a mi actual fregadero y desescombro mi entrada (donde reposa el nuevo fregadero desde hace 3 meses), pues toca jornada mexicana el sabado noche: quesadillas, tacos, chile con carne… Una pena que todos los invitados sean virtuales via Whatsapp.

·        Tiempo para limpiar el armario. Porque reconozcamoslo: hay muy pocos seres humanos que se haya constatado empiricamente que son humanos que sigan la regla de tirar una cosa del armario cuando compran algo nuevo. Yo personalmente tengo mas el sindrome de Diogenes, lo que significa que tendre que hacer un gran esfuerzo para tirar las dos cajas completas de pijamas viejos que mi madre, que posiblemente comparte enfermedad conmigo, me convencio para no tirar por si un dia se le olvidaba a ella el pijama en Madrid (que digo yo que tambien podemos ir a Primark a comprar uno por 8 libras…). Asi que me toca limpiar, tirar todo lo necesario y sobre todo lo innecesario y hacer espacio para todas las cosas buenas que la vida me tiene preparadas (esto es de tipico manual de coaching, que traducido a mi idioma significa que no tendre que volver a poner cara de limon en una temporada cuando intente meter a presion una prenda mas en el armario.

Y de las cosas que no me gustan, sobre todo por el desgaste mental, son las fotos en Facebook de toda la gente que lleva unos dias de vacaciones y tienen la necesidad imperiosa no solo de irse a la playa sino de compartirlo con todo el mundo y poner la guinda preguntando que hacemos los demas! Pues poner fregaderos, limpiar armarios y ahogar las penas en comida mexicana.

Sin acritud J

Lara Jones

6/3/13

Y que no me guste viajar


Como una es un ente poco glamouroso, de las que esta con Dorothy (de El Mago de Oz) en que se esta en casa como en ningún sitio, conteste super risueña a una de mis amigas que mi plan de viaje para 2013 era quedarme en casa. Y las dos nos miramos con estupefacción: ella porque recorre el mundo con los conquistadores españoles del siglo XV (exceptuando la parte del caballo… Y la de la espada también) y yo porque solo de pensar en sus planes de viaje, me empiezo a marear y solo puedo decir ‘ay, que”gomito”’, como cuando tenía 3 años.

Y es que a mi me encantaría viajar, si y solo si (como en clase de mates):
·         Me pudiese tele-transportar. Un hago chas y aparezco a tu lado, al mas puro estilo de los años 80. Porque cuando viajas entre que haces la maleta, llegas a la estación/aeropuerto y luego te transportas en medio centímetro cuadrado, con tus rodillas intimando con las de tu compañero (desconocido) de asiento.
·         Me pudiese volver a dormir a casa. Porque me encantan los armarios de los que te puedes pasear dentro, tener ducha y bañera y que todas las luces enfoquen donde deben. Pero reconozco que después de 10 minutos de entusiasmo por esos pequeños lujos, yo lo que quiero es dormir con el gatito Jones, darme algún paseo furtivo al frigorífico y ponerme los calcetines de dormir que me deje en la maleta.
·         La sensación térmica cuando aterrizo es la misma que en las fotos. Y es que yo cuando viajo, acabo sintiéndome como una mujer menopáusica: con unos sofocos increíbles en los sitios donde la foto ensenaba un paisaje con sol y casi perdiendo el conocimiento en los sitio con nieve. Asi que, por favor, a poner el mundo a 20 grados que desde que vivo en Londres no tolero mucho mas.
·         La comida local es la comida de mi madre. Y es que no hay nada peor que irse de viaje y acabar con el estomago del revés por la comida de los lugareños. A mí esto con lentejas con chorizo no me pasa así que voto por ellas en todos los rincones del planeta (cocinadas con agua limpia eso sí, que el marrón de la salsa no es del agua de lavarse los pies) aunque en su lugar, acabo siempre en McDonald’s, que siendo prácticos, la comida es la más segura del planeta aunque solo sea para evitar daño de marca.
·         Me puedo volver cuando quiera. Porque no hay nada peor que cuando estas de viaje, ya estás un poco hasta las narices de echar de menos los calcetines de dormir y las lentejas y echar de mas los sofocos y la penuria de cualquier medio de transporte, y darte cuenta de que todavía te quedan tres días a menos que estas dispuesta a empeñar un par de órganos vitales para volver a casa… Un dolor…

Y por supuesto tengo que acabar con las cosas que adoro de los viajes: el buffet de desayuno!!! Eso no me importaba que me lo trajesen a casa, a poder ser con un mayordomo incorporado que me limpie la habitación y si va justo de tiempo, mejor que se encargue solo de dejar como un espejo la cocina.

Lara Jones

PS Mil disculpas por el retraso y por no dejar comentarios en otros blogs con la misma frecuencia de antes. Sigo trabajando 12 horas al dia, en cuanto la situacion se normalice todo volvera a ser como antes.

26/2/13

Alarma para que os quiero


En un pais donde la estructura de las casas es de madera y los suelos de moqueta, es normal que esten obsesionados con poner puertas cortafuego y alarmas de incendio en todo lugar disponible.

Asi es como yo acabe abanicando la alarma de humos el fin de semana despues del pecado capital de abrir la puerta del horno. Y asi es como acabe en el dia de la semana en el que estadisticamente hay mas infartos, el lunes, con un momento alarma de incendios en plena manana.

Y como la obsesion les fuerza a hacer tests a la alarma de incendios todas las semanas, cuando empezo a sonar, todos continuamos felizmente con nuestra vida, fingiendo que nuestros timpanos no estaban sufriendo estres extremo. Transcurrio un minuto hasta que empezamos a mirarnos interrogantes preguntandonos si no era otro simulacro. Y no, no lo era.

Asi que seguimos mirandonos interrogantes: donde esta la salida de incendios? Siguiendo al rebaño llegamos a… La escalera! 17 plantas para bajar en estilettos. Es o no es para ir emocionada a la oficina? Pues eso, bajamos a un ritmo que en caso de incendio real nos habria dejado cocinados al punto para llegar ala puerta y saltar por encima de un agujero en la acera lleno de obreros. Despues de todo ese esfuerzo, solo faltaba que cayeramos en la zanja!

Media hora despues, seguiamos en la mitad de la marea humana sin encontrar el numero de nuestra planta para el conteo de personal que iba a ser mermado en breve si seguiamos a la intemperie con un frio helador.

Y claro, para cuando se abrieron las puertas del edificio de nuevo, habiamos aprendido un monton:

·        Los tests semanales de alarmas solo sirven para que nadie se mueva en caso de emergencia real. Es mucho mejor hacerlos cuando los que se van a quemar no estan en la oficina para que no se habituen.

·        Es super importante ser organizado: coger abrigo, bolso, monedero, movil y solo entonces buscar al cabecilla del rebaño.

·        Hay que poner un carril para ‘vehiculos (o mejor, culos directamente, sin el ‘vehi’ lentos’, porque yo si me quemo por un fuego me parece bien, pero quemarme porque alguien disloco la rodilla esquiando y crea atasco en la escalera me parece claramente injusto. Encima de que me quedo sin esquiar!

·        Cuando se llega al nivel tierra, hay que estar pendiente de obstaculos inesperados. Cuidado con las zanjas, los perros y los sobones (no necesariamente por este orden).

·        Es importante, tan pronto como te han contado, apresurarte a coger un café. La cola que se forma en 5 minutos, no se deshace a tiempo para salvar a tus dedos de la congelacion.

·        Cuando puedes volver al edificio hay que poner en practica la estrategia del metro: culetazos, codazos y ser escurridiza como una lagartija para llegar la primera.

·        Y por supuesto no olvidarse del ascensor asignado si es automatico, que acabar en la planta equivocada solo conlleva deshacer el trabajo hecho a base de codazos: hay que esperar hasta que el resto hayan subido.

Mil disculpas por no publicar la semana pasada. El trabajo se esta convirtiendo en casi mi unico hobby.

Lara Jones

13/2/13

Sustancias (i)legales


Aprovechando que es casi San Valentin y, por lo tanto, mi 25 cumpleanos por septima vez, he decidido ignorer el tema y centrarme en escribir sobre sustancias ilegales en el sentido amplio. Y no es que me este dando a las drogas, que son caras y requieren mucha atencion para ser una drogadicta en condiciones.

El sentido amplio de la palabra viene de todos esos momentos en los que una se siente como una ‘criminala’ o una adicta a la ‘drogaina’ con todas aquellas sustancias legales excluyendo las que producen sobredosis en plan barbituricos con muscatel.

No se si soy yo la unica que ha ido al medico y despues de 10 preguntas sobre todo lo que no hago (no, no me drogo; no, no fumo; no, no bebo porque me entra sueno), ha conseguido una mirada con la ceja subida y cara de regodeo en plan ‘te cace!’ ante la respuesta afirmativa de mi pecado capital: tomo café.

O ese momento del no-descanso del guerrero ecologico que mira a tu plato, mientras tu miras de reojo sus tristes espinacas y piensas que de lo que se come se cria y las espinacas dejan muy mala cara y el guerrero te pregunta: ‘te vas a comer ese pollo/cordero/filete de ternera? Pero tu sabes lo que les hacen a los animales?’ Frase que por supuesto no es una oferta para contartelo sino el preludio de la historia. Un poco el efecto de ver amamantar a un bebe mientras tu estas con un postre con nata montada.

O el momento gym, donde un hombre hipermusculado anuncia que dado que se ha tomado una bebida energizante no le toca ni cena ni desayuno mientras te mira a ti que a esas horas tienes gula y andas en la cafeteria comiendo tostadas (carbohidratos por la noche? Ni cena, ni desayuno, ni comida ni merienda!).

O el momento crema en las manos. Porque gestos tan simples como intentar no envejecer prematuramente son casi una cuestion de estado si no usas una crema probiotica sin olor ni colorantes ni conservantes. De hecho, si la crema no viene de la mezcla del sudor de un indio Americano con un aloe vera de origen indio criado en Tailandia y educado en Sur America como que ni tu vida tiene sentido ni tus manos tienen derecho a la vida.

Y, por supuesto, siempre tenemos el momento Coca Cola con el ceno fruncido; el momento hamburguesa (todo ese colesterol sobre todo ahora que se ha descubierto que la carne de ternera en los supermercado ingleses es en realidad de caballo rumano), el momento zumo (25 gramos de azucar puro por vaso) y hasta el momento lechuga (ahora que no comes carne te das cuenta de que tu lechuga no es adecuada porque no es probiotica ni es una lechuga feliz, como los ‘happy eggs’ del super de gallinas criadas en libertad.

En fin, que otra semana mas que no puedo con mi vida.

Mil disculpas por los problemas de escritura. Mi nuevo ordenador todavia no tiene corrector en espanol asi que no hay forma de negociar nuestro alfabeto.

Lara Jones