Si me encantó el libro, el momento braga-faja de la película resumió perfectamente esas pequeñas catástrofes por las que pasamos todas y cada una de nosotras y que luego compartimos con nuestras amigas. De ahí, el éxito de Starbucks, que nos acoge en su seno mientas intercambiamos estos pequeños desastres que, si todo sale bien, los hombres nunca sabrán.
Porque al fin y al cabo ni soy la primera que aprende a planchar viendo videos en YouTube, ni la última que monta muebles de Ikea con el esmalte de uñas al lado del martillo y posiblemente sólo soy del montón que duerme con calcetines de esquiar en invierno.
¡Bienvenidos al Diario de Lara Jones!
O lo que le pasa a una madrileña afincada en Londres con ideas de bombero universales.
Espero que te lo pases tan bien leyéndolo como yo viviéndolo.
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