31/3/11

Salsa, salsa, esta noche salsa

Uno de mis core values es ‘aventura’. Y como la verdad la jungla me queda un poco lejos, seguro que está llena de bichos y, posiblemente, sea merendada según ponga un pie de mis recién estrenadas botas Wellington (ir equipada para no mancharte los calcetines es lo primero), decidí que ir a clase de salsa era una experiencia similar solo que cambiando los moscones por city animals, los tigres por la variedad europea de ciudad  y sin mojarme (a menos que hubiese goteras).
Tengo que decir que aunque me sentí un poco intimidada cuando vi a las chicas poniéndose zapatos de bailar (para luego descubrir que estaban en el mismo grupo de principiante que yo), respire bastante tranquila cuando quitaron la música y dejamos de hacer una coreografía estilo Zumba que acaba siempre con mis patas como las del pulpo de la Sirenita, es decir, desparramadas por todas partes.

Mi clase de baile (en mi cabeza), la realidad puede ser un poco distinta


Y aunque el primer minuto sin música implicaba dejar que me cogiese las manos un desconocido (con lo que me cuesta a mi entregárselas a conocidos) y, según testigos presenciales, ese primer momento provoco una cara al más puro estilo gato persa receloso, nariz metida para dentro incluida (la parte de los pelos maravillosos me la salte pero me habría encantado) todo fue bastante bien en cuanto me di cuenta que solo necesitaba contar hasta 7. Y que en lugar de multitasking intentando mover todas esas extremidades, que al principio de la clase eran solo dos piernas y dos brazos pero que cinco minutos más tarde, eran una cantidad parecida a las patas de una araña y toda su camada de crías, era mucho más productivo solo mover los pies.
Y la verdad es que al cabo de una hora, un par de traspiés propios, un par ajenos, un ejercicio concentrado para no morirme de la risa y el descubrimiento de que el profesor calvo anti lujuria era Ken el de Barbie cuando bailaba salí del pub feliz como un regaliz.
¿El secreto? Me habían cogido la punta de los dedos. Hacia taaaannnnto tiempo.....
Y a ti, que actividad te ha hecho volver sonriendo a casa?

Lara Jones

29/3/11

Las calamidades de mi vida

La fama cuesta y la supervivencia mas. Sobre todo la del sistema nervioso que tiene que lidiar con un ejército de fuerzas cósmicas dispuestas a destrozarlo sin piedad. ¿A qué calamidades se enfrenta una mujer moderna? Yo he hecho mi propia lista:
v  Los Kleenex quieren jugar al escondite. Y por supuesto siempre es justo cuando acabas de terminarte un donuts con 2 toneladas de azúcar por encima, tienes la cremallera del bolso cerrada, los dedos declarados zona catastrófica y el forro del bolso rellenando el formulario para ser declarada como tal ante la inminente tragedia.
v  El revisor del tren decide hacer su trabajo y, por supuesto, te pilla con el esmalte de uñas fresco y el billete en paradero desconocido (que es lo que tienen los bolsos sin fondo, que sólo Mary Poppins sabe si lo que buscas sigue en este universo o en uno paralelo). Por la cara del revisor, la satisfacción de ver como mis uñas degeneran hasta que parece que me las ha roído un castor y se me ponen pelos de pelea de gatas del estrés no tiene precio.
v  Las medias sacan su lado competitivo y deciden superar al atrapa polvo (ojo, no polvos, polvo en singular, sin connotación erótico-festiva ni éxito-sexual). Y yo, por supuesto, pongo mi granito de arena: desde que tengo moqueta all over, mi ritual de belleza mañanero incluye ponerme mis calcetines de ski sobre las medias. Resultado: 30 segundo makeover en la oficina para dejar de parecer la mujer Barbuda gracias al legado de mis calcetines.
Consecuencias de las calamidades diarias

v  El mundo gira y gira pero tu brújula interior es estática, no entiende de polos (la explicación de los polos opuestos la he dejado para las medias naranjas en caso de que algún día puedan producir energía magnética) y tu no entiendes de direcciones. Así que el tiempo entre aparcar a la puerta y llegar al restaurant es aproximadamente 10 minutos que incluyen: estirar las piernas calle arriba, darte cuenta de que te has perdido e ir calle abajo, quedarte pegada a un escaparate y llamar a alguien para que te recoja a una distancia de 2.5 metros de la entrada porque no te puedes orientar.
v  El ordenador tiene sueño y se va a dormir en ese preciso momento en el que tu pierdes tres horas de trabajo. Según el se le ha acabado la batería, según tu, se tiene que poner la pilas. Y según tu amigo gurú de la informática, probablemente a la batería no les gusta el café y al teclado no le gustan las tostadas. Con el cariño que tú estabas dejando caer parte de tu desayuno para que tuviese energía. Excusas...
¿Y tú? ¿Cuáles son tus calamidades?

24/3/11

Leyes fisicas aplicadas a la alfombra

Si hay alguien en este mundo que sufre en silencio mi existencia y mis coqueteos con las leyes de la naturaleza esa es mi moqueta. Y es que, pese a que mi fascinación por los experimentos termino de forma súbita cuando uno de mis compañeros de clase decidió deshacerse del sodio que se le cayó el en fregadero del laboratorio de química y casi salimos todos ardiendo (y todo por echarle dos gotitas de agua de nada), no hay ley física por la que mi moqueta no haya pasado:
·         Ley de la gravedad mejorada: cuyo enunciado (buf, lo que hacía que no utilizaba esta palabra) es algo así como ‘la ley de la gravedad empujara todo lo solido y lo que no mancha hacia abajo y tendera a empujar los líquidos y manchas difíciles de quitar en forma parabólica hasta la zona más cercana de moqueta limpia disponible’. Lo que viene a ser que ponga lo que ponga encima de la alfombra, el café siempre se cae en los 5 cm cuadrados que no cubrí.
·         Ley de la atracción coloreada: los colores opuestos se atraen. En particular el beige de mi moqueta es Elle McPherson en versión lana y los machos alfa que la cortejan por orden de frecuencia son: el rojo del pintauñas, el zumo de naranja, el café,  la leche de soja, los kiwis, las fresas y todo producto que yo cocine en orden decreciente de más a menos oleoso.
·         La ley de la energía extendida: la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Las pelusas se crean, no se destruyen y normalmente solo se mueven alrededor. Cualquier tipo de energía que transformes sobre ella (aspirador y fregoteo fundamentalmente) será utilizada en tu contra. Avisado quedas.
·         Ley de acción y reacción: toda acción provoca una reacción. En particular, toda agresión a la fauna y flora provoca el aumento exponencial de las especies en extinción.  Vamos, que independientemente del número de veces que pases el aspirador, siempre habrá una población importante de manchas, bolitas de calcetines, miguitas y hormigas no porque aquí no hay en general (ya tienen ratones y zorros para parar un tren en su lugar).
·         La ley de la relatividad: el estado de tu moqueta es relativo hasta que ves la moqueta de tus amigas. Entonces te das cuenta de que lo relativamente bien que estaba la tuya es en realidad un absoluto desastre.
El genio de Aladino nunca menciono estas contraindicaciones de las moquetas

Y unas cuantas mas como la ley de los grandes números (o las manchas infinitas), las indeterminaciones (porque dividir por cero manchas nunca asegura ningún resultado), divide y vencerás (o poner varias mini alfombras por encima funciona pero acabaras con cerco) y un largo etc.  que primorosamente aprendí en clases de matemáticas y física y para las que acabo de encontrar una aplicación de lo mas practica.
¿Alguien más se ha sorprendido de cómo aplican las leyes físicas en casa?

22/3/11

Guia para bajarse de un deportivo en 5 pasos (aplicacion practica)

Si te gusto la guía en 5 pasos para subirse a un deportivo, mi aplicación practica te va a encantar. No solo porque me pillase por sorpresa (no me lo había estudiado y no llevaba chuleta) sino porque en situaciones de estrés gracias a Dios no me convierto ni en Pumuki, ni en Pipi Calzaslargas ni en Espinete (y mira que este andaba dentro de las previsiones, porque los pelos de punta es muy fácil que se te pongan bajo presión).
Tengo que decir que subirme al deportivo no fue tan duro: había un hueco del tamaño de mi pie entre el bordillo y el coche, así que metí el tacón de mis stilettos en él (con los pies dentro, por supuesto) y me aterricé grácilmente en el asiento (sin caerme de culo ni nada) y luego metí las patitas (y fue todo un éxito, no me deje ni el bolso, ni los pies ni la dignidad fuera). El viaje a casa fue estupendo: descubrí un super reposabrazos (para los tuyos y los del conductor para modelos humanos de 3 brazos each y los tuyos, los del conductor y de una contorsionista, porque si no no le cabe el cuerpo para modelos humanos de dos brazos); y que había un espacio cucusimo donde poner el bolso, supongo que pensado inteligentemente para novias / citas desmayadas del esfuerzo de subirse al coche sin crearse una lesión lumbar crónica.
Ahora, que cuando arrivo a casa... Abro la puerta del coche y ¿qué veo? Que el coche estaba exactamente a la altura del bordillo y sin espacio entre medias. Y fue como: ¿y ahora qué? ¿Salgo del coche como una lombriz? Porque tú me dirás como me pongo erguida con unos stilettos, una falda de tuvo que te hace andar como una muñeca china y una distancia total al bordillo de cero patatero para coger impulso. Tentaciones tuve de pedirle al galán que me empujase, pero con el reposa-brazos gigante entre los asientos (supongo que para prevenir ataques erótico-festivos a los propietarios atractivos) pues  claro, iba a ser un número, yo haciendo la lombriz y el con las piernas saliendo por la ventanilla  para impulsarme y sortear el obstáculo interno que Audi amablemente había colocado para añadirle spice a mi vida...
Kit basico para subir (que no bajar) a un deportivo

Y entonces, como en Marcelino Pan y Vino, se hizo la luz! Puse los pies en la acera (evidentemente casi pierdo todos mis ligamentos, incluidos los del hombro y el talón de Aquiles), cogí mi bolso, cogí impulso (no hay nada como hacer sentadillas en el gym, hay estaban todos mis músculos trabajando en equipo para no destruir la posibilidad de una segunda cita sin haber terminado la primera) y voila! Aterrice por sorpresa intacta sin que se me cayesen las llaves a la alcantarilla, se me desconchase el esmalte de unas o se me moviese ni un pelo (y eso que la laca me la había echado como 14 horas antes).
Así que, tengo que decir que aunque la práctica fue un poco diferente a la teoría el objetivo esta mas que cumplido: se bajarme de un deportivo como si fuera Blair Waldorf versión inglesa pero con un par de primaveras mas (me encanta la palabra couple en ingles, pueden ser 2 o 200 y se quedan tan pichis), un par de dramas menos y cero Chuck  Bass persiguiéndome (y mira que me gustaría).
Solo me queda una pregunta: ¿me llamara? İAbran sus apuestas!

17/3/11

5 animales sin los que mi mundo se extinguiria

Los académicos de la lengua dicen no poder vivir sin el rico refranero español o un vocabulario contado en decenas de millar de palabras. A mí no me entendería nadie si quitase de mi vocabulario estos 5 animales:
v  Los gatos, porque los envidio sobre todas las cosas: se afilan las unas en la alfombra (soy yo la única que ha vivido una crisis dios_mio_se_me_ha_roto_una_una_y_no_tengo_lima?), ronronean cuando están felices y si bufan nadie les molesta mas, todo el mundo les rasca detrás de las orejas (yo también quiero!) y tienen un máster en artimañas que a mí me gustaría cursar (que me dices de el Gato con Botas en Shrek, cuando camela a los malos?)
v  Los patos: además de estar buenísimos a la naranja y tener todas las plumas que a mí me gustaría poseer (en forma de básicos de moda y complementos), cuando pescan hacen lo mismo que yo cuando busco algo en mi armario: se quedan con el culo en pompa y las patas fuera. Claro, que si les pasa lo mismo que a mí, que en medio del obcecamiento dejo de ver lo que estoy buscando incluso si está enfrente de mis narices, más de uno andará famélico y lo que esta es patas arriba del hambre.

v  El tigre: porque no sé cómo respondería a mis amigas si Lola Flores nunca hubiese cantado ‘Tu lo que quieres es que me coma el tigre’. Y cuando me hubiese comido tampoco podría tener el síndrome de Estocolmo y estar Loca con mi Tigre como Shakira.
v  Los buitres: leonados o plain, sustitutivos del tigre pero sin canción a juego, vienen a completar mi vocabulario básico nocturno. Porque, ¿quien no se ha visto rodeada de un grupo de buitrecillos aleteando a tu alrededor y atusándose las plumas del cuello? Mi momento favorito es cuando en mitad de un atusamiento excesivo tú piensas que les está saliendo sarpullido y estas a punto de echarles polvo de talco. De Homme-Fatale a cuchi-cuchi en 3 segundos. Y lo peor es que no hay proceso inverso.
Las avecillas nocturnas me dan tantos buenos momentos

v  Las abejas: y en particular Maya. Sin ella, el mundo no sería multicolor ni yo sería una abeja bajo el sol ni mis vecinos tendrían ningún motivo para querer que me mude allá de mi fantástica costumbre de levantarme el sábado a las 8 y, por supuesto, hacer mi ritual de cocina, secador y cualquier otro invento que pueda estropear los últimos minutos de sueño del resto de la humanidad.
Y el animal sin el que puedo vivir: el ratoncito Jones. A ver si tengo suerte y lo hago desaparecer este finde.

Lara Jones

15/3/11

Encorsetada!

Me encanta Gossip Girl y el Diablo viste de Prada. ¿Y qué pasa cuando las pongo juntas? Que mi pasión por Blair Waldorf y el momento ‘Suddenly I see’ (dos primeros minutos de la peli) me llevan a acabar en H&M buscando uno de esos fantásticos corsés que B y yo nos ponemos para ir al super y que las chicas del Diablo ronronearían al ver.
Es o no es para ir a comprar feliz?

Y la verdad es que encontrar la sección ropa_interior_de_peliforra fue super fácil, encontrar el modelito fue super placentero y el resto fue todo una catástrofe porque:
v  Había un montón carteles gigantes indicando que había copas grandes y dos millones de sujetadores de la copa D (en la que yo quepo entera si doblo bien las piernas). Las copas pequeñas las debían de haber usado para cócteles.
v  A estas alturas todo Knightbridge sabe que soy un repollo con lazos, no sólo por lo evidente, sino porque el probador estaba en la planta de arriba y tuve que pasar cargada de puntillas y encajes por la puerta principal.
v  La densidad de dependientes hetero en la sección de lencería era de 4 por metro cuadrado así que para conseguir mi talla, no solo tuve que esperar cola fingiéndome que ese corsé que gritaba ‘Hot Date’ se había quedado pegado a mí pero yo en modo ninguno le conocía, sino que lidiar con la mirada de ‘criaturitaaaa’.
v  Acabe con pelos de Bridget Jones en su momento Mini Fin de semana romántico, producto de una pelea de gatas con los 25 corchetes en varias tallas. Y es los atajos, es lo que tienen: si en lugar de desabrochar y abrochar los 25, te abrumas pensando que tienes dos modelitos más que probarte (75 corchetes en total) y que sólo quieres desabrochar y abrochar un máximo de 15, posiblemente acabaras necesitando tijeras para deshacer en entuerto.
v  Se me coló una espontanea en el probador pensando que el hecho de que la puerta estuviese cerrada y hubiese unos pies asomando claramente indicaba que el probador estaba vacío.
v  Y lo peor, dos tijeretazos, 75 corchetes, 20 miradas lascivas, 3 miradas picaronas y dos momentos de ‘por Dios, que alguien ponga puertas traslucidas en las entradas de las tiendas, que como pase por aquí mi jefe y me vea transportando dos toneladas de encaje no vuelvo a la ofi’ dieron como fruto que todos  y cada uno de los corsés me sentasen como si llevase un bañador de nadadora profesional (look butifarra constreñida pero sin medallas).
Así que me volví a casa cantando Miss Jones y jurándome a mi misma que volveré a las buenas costumbres y usare perlas en las orejas y la Perla para otras labores de interiorismo.
Lara Jones

10/3/11

Fame! I am want to live forever

Nunca pense que saltaría a la fama sin ganar un premio Nobel, un premio Planeta o participar en Gran Hermano (que desde que el edredoning se hace sin edredón ha dejado de ser mi objetivo porque más vale herencia en mano que premio de gran hermano volando y porque yo si me destapo me acatarro...).
Mi salto a la fama se ha hecho realidad el viernes pasado contra mi voluntad y de la mano del nuevo producto de mi empresa y alguna mente maquiavélica que decidió mostrarle al mundo con fotos y descripciones detalladas quienes somos.
Y la verdad es que lejos de sentirme como Natalie Portman ganando el Oscar, me siento como Jennifer López, en la portada del Que me Dices luciendo celulitis con un círculo rojo alrededor señalándolo por si algún lector se ha dejado las gafas de ver en el coche y necesita indicaciones para encontrar las naranjas de Valencia que se han instalado en sus muslos.
Y es que pese a que avisaron de cuando seria la sesión de fotos, mi memoria de pez de colores se reseteo 1 segundo después, dejándome con cara de sorpresa cuando llegue a la oficina con catarro, nariz de reno y un dolor de cabeza que hasta se ve en las fotos en forma de karma ennegrecido. Y como ademas de lo que no me avisaron fue del ataque de emoción de mi compañera, llamémosla Banana (ver post ‘Lost in Translation’), salí con el mismo fruncimiento de morros que Merryl Street en el Diablo Viste de Prada cuando no le gusta la colección de Marc Jacobs (pero sin el dinero, el poder y la colección de bolsos de Prada).
Y aunque siempre me quejo de los derechos excesivos de los niños, como por ejemplo a romperme la paz interior gritando sin piedad; pisarme el dedo del pie en el que tengo el ojo de gallo; tirarme el café por encima de mi último capricho de pelos/plumas (me pregunto cómo se sentirá Norma Duval con tantas y siendo pagada por ello); lanzarme algo y que, por supuesto, me dé en el ojo y un largo etc. hay uno que quiero reivindicar para mí y fingiré tener menos de 18 si es necesario (total, solo tengo 19 o algo así...): no quiero que publiquen fotos mías sin el permiso de mis padres.
Soy yo la unica que echa de menos estos momentos?

Porque sinceramente, no me siento con fuerzas para negarle a mi jefe una foto. Pero si la negativa viene de unos señores que están a 2,500 kilómetros y que no hablan ningún idioma en común con el susodicho, seguro que podemos llegar a un acuerdo y yo me ahorro una pasta en danos psicológicos y terapia orientada a la recuperación de mi vida social post-catástrofe.

¿Donde está la pagina? Como Gossip Girl ‘that is a secret I’ll never tell’
Xoxo
Lara Jones

8/3/11

5 pruebas para elegir al hombre ideal

El hecho de que ayer me encontrase un ratón en mi salón (si, el ratoncito Jones ha vuelto) y que me la ultima vez acabase cazándolo con una bolsa de TKMax porque me fallaron todos los venenos, trampas y ultrasonidos del mercado, me ha hecho llegar a una conclusión: necesito un gato o un hombre. Y como probablemente un hombre tiene más ventajas si eliges bien (montar muebles, desatascar tuberías, pintar…) he dedicado media tarde a diseñar un test para dar con el candidato correcto:
Prueba 1
 En la segunda cita dile que tu coche necesita un cambio de limpias (técnicamente no es una mentira porque probablemente lo necesitas igualmente). Si no se ofrece a cambiarlos o se rompe más uñas que tu, considera seriamente utilizarlo como hombre-objeto.
Prueba 2
Dile que tienes un ratón y que estas muerta de miedo. Si salta más alto que tu del susto o si no se presenta en tu casa como tarzan (en taparrabos y golpeándose el pecho), deshazte del candidato. Una vez que este en tu casa, aunque tengas una bolsa de TKMax, no la utilices. Da saltitos encima de la cama y aplaude cuando 1. Rastree la casa para encontrar al ratón. 2. Tape algún agujero 3. Cace el ratón (si es que existe, claro). Si no vives en Londres, prueba con arañas que es más creíble.
Prepara las gafas para revisar los resultados de este test

Prueba 3
Dile que tu ordenador tiene un virus, que tose, estornuda y tiene mocos. Que a simple vista no parece contagioso porque tú duermes en la misma habitación y no lo has pillado pero que igual necesitas su ayuda. Si viene a casa con el paquete de Windows y las gafas en el bolsillo, grita como Belén Esteban ‘Me lo quedo’ (en fino, eso sí que igual si no se asusta). Si aparece con Linux, deshazte de él. Por muy buen chico que sea si le permites que te instale Linux sin ni siquiera saber que el logo es un pingüino tu vida será más miserable que antes de conocerle.
Prueba 4
Fíngete perdida. No en la vida, sino en la calle en la que estas. Si el saca su brújula interior (el iPhone cuenta como tal) y te guía hasta el destino pasa a la siguiente prueba. Si pone cara de perdido… tu veras pero encima de no tener iPhone no tiene sangre en las venas. Si te guía justo en sentido contrario… deshazte de él. No hay nada que envejezca más que el fruncimiento de ceño fruto de horas andando en círculo con tacón de aguja. Y si eso es lo que te espera en los próximos 30 años, acabaras aliñando un plato de cous cous en forma de pasa.
Prueba 5
Dile que necesitas comprar un mueble en Ikea. La prueba en realidad consiste en que el monte el mueble, pero salvo que seas una super woman, hay muy pocas posibilidades de que tu consigas llevar un mueble por ti misma hasta tu casa así que la mano de obra barata también puntúa positivo. Si se ofrece a llevarte a Ikea y carga el mueble en el maletero, pon una excusa tonta para parar en un centro comercial y compra lencería. De estos hombres quedan pocos y no te puedes permitir dejarle escapar. No la compres antes, porque igual se pasa de temporada o peor, se pasa incluso la tela, según como este la oferta y la demanda en el mercado masculino en cada momento.
Si pasa todas las pruebas, construye una tela de araña cuidadosamente y cázalo. Y si tiene un hermano gemelo, mándamelo por Seur con envío urgente.

Lara Jones

3/3/11

Mama Jones tiene un secreto

Mi madre tiene un secreto. Y lo ha guardado como oro en paño durante años. Cómo posiblemente le parecía excesivo esperar a su lecho de muerte, al más puro estilo madre millonaria de película, aprovechó que yo me había quedado pegada al suelo del baño para confesar.
¿Y cómo me quede pegada? Tras un largo proceso que me llevó no menos de 6 horas pero que finalmente obtuvo resultados equiparables al esfuerzo. Porque no es fácil quedarse pegada con algo que sale por los orificios de vapor de la plancha. Es un poco más difícil incluso que sea el producto de un anti cal. Riza el rizo que para llegar a esa situación yo dejase la plancha atada con el cinturón de mi albornoz para asegurarme de que salía todo el vapor/chocolate. Y es el colmo que en ningún momento del proceso se me ocurriese pensar que el hecho de que estuviese llevando a cabo un proceso tan complicado posiblemente estaba relacionado con que no entendí bien las instrucciones.
El caso es que después de vaciar en forma de vapor 3 tanques de plancha llenos de anti cal y encontrarme en el suelo del baño una especie de caramelo que me recordaba a alguna película en la que se acaba auto-generando un alien / marciano / asesino / polizón (en ningún caso una asistenta, que es lo que yo de verdad necesito) decidí que era un momento estupendo para despotricar del agua dura de Londres (equivalente acuífero de Belén Estaban) comparada con el de Madrid (o Isabel Preysler). En algún momento de mi narración, posiblemente muy cerca de ‘casi muero envenenada’ y ‘si me detienen no me pueden tomar las huellas, me las he quemado todas’ mi madre decidió confesar: Ella también le echaba anti cal a la plancha. ¿Comorrrr?? Y ademas no se sentía amenazada por aliens, no usaba ningún cinturón en el proceso, no tardaba 6 horas y no se hacía a la parrilla ninguna parte de su cuerpo (hasta he recibido una oferta de Burger King porque a la parrilla se mejor).
La plancha: ese potro de tortura

En un momento, lo comprendí todo: las puertas que se oían en mi casa a altas horas, no eran para ir al baño ni los reyes magos entrando con los camellos, era mi madre limpiando a escondidas la plancha. Cuando no sabíamos con quien hablaba por teléfono: era con el club selecto de los anti cales. Cuando no quería que le revolviésemos los armarios de la cocina: era porque al fondo tenia escondidos todos los productos. Y cuando me fui de casa y me dijo ‘que vas a hacer sin mí’: lo decía en serio y con conocimiento de causa.
Y yo me pregunto: ¿cuántos secretos más tendrá?
Lara Jones

1/3/11

Jones tambien tiene su lado criminal

He visto un anuncio que me ha puesto los pelos de punta. Lejos de ser el habitual de anti celulítico  que florece en estas fechas (aquí la moda beicon  y la falta de respeto por la armonía visual son tendencia así que cualquier presión ha sido eliminada) ha sido uno sobre como identificar comportamientos en tus vecinos que delatan criminalidad.
Por indicios criminales curiosamente no consideran pasearse en calzoncillos por la escalera, escuchar detrás de la puerta o lavar la ropa en el cuarto de contadores (todo actividades ilícitas que mi vecino practica a diario y deberían ser motivo de denuncia, aunque yo me estoy preparando para pedir daños y perjuicios, sobre todo psicológicos).
El tipo de cosas que delatan que estás haciendo escondiendo algo son:
v  Tener el nombre en el telefonillo en blanco. Yo tengo el de la inquilina anterior. Me la juego a que venga algún ex novio despechado pero mantengo a raya a todos los fetichistas amantes de la cultura del sur que acechan los portales buscando nombres hispanos. No es que haya visto ninguno (prueba de que mi estrategia funciona) pero estoy segura de que existen.
v  Tener cerradas las cortinas. Estoy dispuesta a abrirlas diariamente para la tranquilidad mental de mis vecinos si se da una de estas tres circunstancias: 1. Alguna hora de sol ocurre fuera del horario laboral; 2. En su defecto puedo acumular el sol y ponérmelo por las noches; 3. Se muda un vecino cañón enfrente y, por lo tanto, tengo alguna razón para mirar por la ventana.
v  Hacer horarios inusuales. Para lo que necesito aclaración. Porque no sé si con eso se refieren a ir a comprar a Tesco a las 10 de la noche un miércoles en mallas de spinning (evidentemente lo realmente sospechoso son las mallas, no la hora), salir corriendo al gym el sábado a las 9 de la mañana (y encima no ser la primera en llegar) o secarme el pelo a diario a las 6 de la mañana (que es denunciable como esfuerzo perdido porque según salgo por la puerta tengo un momento Fructis_tu_pelo_se encrespa_con_la_humedad).
Pelos post-momento Fructis

El caso es que después de pensar seriamente sobre el asunto me he dado cuenta de que cumplo todos y cada uno de los requisitos. No tanto en el apartado de blanqueo de dinero o atraco de bancos (que no me gusta porque con la media en la cabeza acabo con peores pelos que después de mi momento Fructis) sino como peligro a la salud pública en los apartados de: Salud mental, atropellamientos múltiples (cuando voy correteado a toda pastilla por la calle, soy como los del anuncio de Nike pero en versión coches de choque) y te piso porque llevas chanclas.
Asi que desde hoy soy yo la que escucho detrás de la puerta. Por si vienen a detenerme, abrir las cortinas, descolgarme por la fachada, arramplar con la placa del nombre por el camino y pagar a alguien para que jure y perjure que pese a mis horarios imposibles, mis pelos NUNCA van encrespados y jamás me han visto comprando en mallas de spinning.

Lara Jones