Como la mujer adulta responsable en la que me estoy convirtiendo (‘señora’ para los ofensivos churumbeles de todas esas madres que presumen de enseñar a sus hijos educación, yo es que los prefiero que me llamen ‘tía’ que suena mas cool y hace más joven) me sentí profundamente ofendida cuando recibí el correo de confirmación de mi examen de inglés (porque lo necesito para mi siguiente aventura estudiantil) diciendo que estaba prohibido pasar a la sala del examen con nada que no fuese el pasaporte en la boca y un boli en cada mano. Nada de móviles, libros, hablar con los compañeros… Una regresión a la adolescencia en toda regla, solo que yo no quiero volver. Estoy mucho mejor con mi carnet de conducir, mi tarjeta de crédito y mi salario fluyendo mes a mes.
El caso es que, con la imagen del típico mochilero en deportivas totalmente digerida, fui al examen oral (no de sexo, de inglés, que nos liamos enseguida con algunas palabras). Primer paso, registrarme. Y me tienen que hacer una foto… No pueden avisar? Porque yo llegue correteando después de dejar el coche aparcado aproximadamente en Escocia, hacer una mini-visita a H&M (porque yo lo valgo), cotillear los electrodomésticos de un gran almacén y casi desmayarme a la puerta cuando comprobé que realmente todos eran estudiantes de aproximadamente instituto. Eso que yo no soy desde hace más de una década.
El caso es que me estoy colocando para la foto y me dan otra ristra de instrucciones: el pelo en coleta, bufanda fuera y… necesito verte las dos orejas así que retírate el flequillo. Sera pervertido el tío, las 3 de la tarde y con estos ataques de fetichismo. Pero continúa… Necesito tu pasaporte y escanear tu huella dactilar 4 veces. Perdón? Porque yo he venido a un examen oral de 15 minutos, no a una prisión de alta seguridad en condición de prisionera. Pero como una es un amor, obedece.
Y poniendo todavía un poco más a prueba mi paciencia, me escanean la huella dactilar una vez mas y me comprueban el pasaporte otra vez justo antes de entrar en el examen.
El examen, bien gracias: que entretenimiento hay donde vives, que te parece esto, lo otro o lo de mas alla… Todo ello grabado en sonido y en video, por si mutaba por el pasillo después de la última comprobación pasaportil y mis células de última generación daban un cambiazo personal. Evidentemente, mis células son mas como de los 80 así que la revolución tecnológica les queda grande y solo llegaron a la sala unos 30 segundos más viejas.
Segunda parte del examen: 3.5 horas de examen escrito sábado por la mañana:
· Paso 1: dejar todo en una sala, igual que tuve que hacer con el examen oral. Y todo es toda tu vida: tu móvil, tus llaves de casa y del coche, monedero con tarjetas, iPad, GPS. Es decir, si desaparecen: no se cómo volver a casa y no puedo tampoco pagar el viaje de vuelta, pero no importa porque tampoco tengo llaves de casa; no puedo leer mientras espero a que alguien me eche de menos, porque no tengo iPad y no puedo llamar a nadie y, de hecho, no tengo amigos, porque no tengo móvil.
· Paso 2: escanear tu huella digital y comprobar tu pasaporte. Otra vez!!
· Paso 3: encerrarte en una sala de examen sin agua (porque se me olvido) durante toda la duración del examen.
· Paso 4: Darte instrucciones. Si quieres ir a baño, tiene que ser acompañado (no sea que te suicides con el boli?). No puedes hablar con tus compañeros, no puedes mirar a los lados; Si sigues escribiendo cuando el examen ha terminado queda invalidado.
Guantanamo? No, otra vez el examen! Y todo porque este examen es no solo obligatorio para matricularte en el curso que quiero hacer sino para pedir extensión de visa (que por razones evidentes yo no necesito) pero que, a juzgar por los múltiples chequeos de pasaporte, debe de haber hecho florecer un interesante mercado ilegal de suplantación de personalidad para completar los exámenes por módicas o no tan módicas cantidades de dinero.
En fin, que por lo menos ya esta hecho!
Lara Jones