Pese a lo que mucha gente puede pensar, lo que más miedo me da de Londres no son ni los ratoncitos Jones y los zorros (y eso que la mitad de mi ejercicio semanal proviene de huir despavorida cuando veo uno). Lo que más miedo me da de Londres es mi vecino.
Lejos de ser el vecino de las películas americanas sacado de un anuncio de perfume, el mío es más bien como Paco Martínez Soria pero con acento británico y esta curiosa costumbre de pasar el aspirador desde el rellano, con el culo en pompa en calzoncillos blancos hasta la rodilla, camiseta interior de Ferrys a juego, bien metidita por dentro, por si se le enfrían los riñones, y calcetines negros, para poner a prueba mi resistencia a los fallos cardiacos.
Paco Martinez Soria o el clon de mi vecino londinense |
Y como se siente orgulloso de lo limpia que tiene su casita, casi como la ratita presumida pero sin lazo y sin pretendientes, cuando le pillas de esta guisa no solo no se esconde, como los ratoncitos Jones, sino que decide que es el momento de satisfacer su necesidad de ‘Be Heard’, tal y como apunta mi coach favorita, Talane Miedaner, y darme palique.
Aunque a estas alturas ya he superado la tentación de girar el cuello 180 grados en dirección contraria cuando me habla (fundamentalmente porque la tortícolis si es muy frecuente se vuelve incómoda), a veces me sigue pareciendo que soy protagonista de una scary movie. Un ejemplo fantástico fue cuando, vestido esta vez de pies a cabeza aunque sospecho que con la camiseta metida por los calzoncillos como de costumbre, me pregunto cuando me iba de vacaciones de Navidad. Aunque sospeche que posiblemente no era para robarme mi ropa interior que de media es un 90% más pequeña por pieza para regocijo de Frenadol, no pude evitar imaginarme un saqueo, posiblemente a mi colección de zapatos que seguro que ya ha fichado algún par por mucho que yo salga de casa pegada a las paredes como la pantera rosa para que no me vea por la mirilla.
Lo peor no fue cuando me fui aterrada con la imagen mental de él probándose mis zapatos rojos de ante. Lo peor fue volver y encontrar todo mi correo a la puerta de mi casa. İMe había preguntado cuando me iba para recoger mi correo y ponerlo en un lugar seguro!
Queridos Reyes Magos: ya sé que no he sido muy buena este año y a las pruebas me remito. Pero como necesito ayuda, me gustaría que me trajeseis unos cuantos buenos pensamientos porque en el fondo, por muy friolera que yo sea, no me gustaría arder en el infierno. Si tenéis mucha gente en mi situación, que creo que sí, me puedo apañar con un par de libros de autoayuda.
İ Feliz noche de reyes!
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