23/1/11

Guia en 5 pasos para subirse a un deportivo

Uno de los momentos más tensos en la vida de toda mujer es subirse al coche de un nuevo galán. Al fin y al cabo, nuestro coche ya lo conocemos y, si nos subimos saliendo del Tesco 24 horas a las 12 de la noche como un hipopótamo, los únicos damnificados son los secuestradores potenciales que, como todas sabemos andan merodeando por todos los parkings, esperando que, pese a nuestro look anti lujuria, nos subamos al coche como princesas convirtiéndonos en victimas ideales. Pobres ilusos.
Sin embargo, estudios científicos llevados a cabo en mi casa por sesudas estudiosas, con un trozo de tarta en una mano y una copa de vino en la otra, demuestran que en un 80% de los casos cuando llega el momento de dejar al hipopótamo en casa y sacar a la princesa, la usuaria media se encuentra con uno un reto adicional: la puerta del coche esta exactamente a la misma altura que su tacón. O lo que es lo mismo: toca subirse al deportivo porque ya has aceptado la invitación.
Como múltiples experimentos confirman, salvo que se conozca en detalle la técnica, intentos espontáneos de subirse al coche con dignidad siempre acaban en tragedia: bien cayendo de culo dentro del coche (con el propietario mirando de reojo mientras tú ves como el mensaje para volver a quedar se aleja en el horizonte) o subiendo de forma comedida para darte cuenta justo al terminar de que te has dejado una o dos piernas fuera y no tienes ni idea de cómo meterlas.
Con este fin, el grupo de trabajo ha editado una guía en 5 pasos para subirse a un deportivo con dignidad:
1.       Acepta cuanto antes que, si, es un deportivo, no un coche bajito y aplica el paso 2.
2.       Deja caer algo al suelo y finge que por alguna razón crucial no puedes agacharte tu (se te ha roto la cadera en el último momento o en su defecto desconchado una uña). Pon atención a que el objeto elegido no sea ninguna parte de tu cuerpo, incluido tu bolso, y en no dejarlo caer en un charco, porque no quieres poner a prueba la caballerosidad de tu cita justo cuando no tienes ninguna otra forma de volver a casa.
Cuidado con el objeto que dejas caer
3.       Mientras el caballero se agacha a recogerlo, lanza al hipopótamo en ti dentro del coche tan rápido como sea posible, asegurándote de que no te dejas ni brazos ni piernas ni cabeza fuera (la única cabeza que queda mona fuera del coche es la de Lassie) y de que para cuando él termine de recoger lo que tiraste, tu estas dignamente sentada retocándote los labios.
4.       Sonríe y elogia el coche y lo cómodo que es. Mejor no hagas mención a lo confortable que es subirse porque igual se te pone cara de limón. Discretamente comprueba el estado de tus tobillos y masajéalos si es necesario.
5.       Empieza a pensar cómo salir de ahí sin tener que pedirle que te empuje para coger impulso.

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