Nos casamos mañana. Todo Londres y parte del extranjero. Y es que con los mismos nervios que una novia, estoy por aplicar a un anillo de pedida versión real (llevado por Diana y todo que así cuando lo subaste valdrá mucho más).
Pero las lista de aplicantes es larga y si no, no hay más que ver que en Tesco los ramos de flores son del color de la bandera, las cajas de galletas llevan la estampa de la pareja y Victoria Beckham esta en crisis porque tras ocho tediosos años de espera cultivando el look insecto palo justo la tienen que pillar embarazada de 6 meses (su look más chupachups pero con la bola en medio).
¿Y qué me dices del cocinero? En pleno ataque de nervios decidió ahorrarse años de terapia y optar por servir comida de pub: salchichas con puré de patata, roast beef (que les podrán dos mini lonchas y 2 millones de patatas por comensal, como acostumbran) y de postre fresas con nata. Lo que viene a ser dos estrellas Michelon. Una por la cantidad de mantequilla que utilizaran y otra por cocina experimental (porque es todo un experimento ponerle esa comida a las casas reales europeas, ¿sobrevivirán?).
Y mientras aplicamos y no aplicamos (junto con las entradas de las olimpiadas y las de Wimbledon), todas las mujeres de la ciudad andamos pendientes de encontrar un pub donde ver toda la ceremonia. Y es que no solo están disgustadas las invitadas que tienen que ir a la Iglesia a las 8 de la mañana (a alguna la veo haciéndose el maquillaje dentro del templo, como hacen muchas en la metro) sino el resto de la humanidad porque los pubs no abren hasta las 11. 3 horas de desfile de zapatos perdidas a menos que decidamos acampar en un parque, que va a ser que no, porque si los mosquitos que me entran por la ventana en casa me desestabilizan emocionalmente, lo de dormir en una tienda de campaña probablemente me mate.
Y luego está la gran pregunta: ¿qué me pongo? No es que Waity Katie, que probablemente ha despejado la coronilla de su futuro marido a base de tirarse y tirarle de los pelos de tanto esperar a que el pipiolo de decidiera, me vaya a ver, pero ¿que lleva una a una fiesta de boda en la calle? İEs que todos y cada uno de los manuales de estilo se saltan este evento! Y mira que han tenido tiempo para prepararlo.
Asi que abandonada por Vogue a mi suerte, absuelta de comer puré de patata (¿será de Maggi?), sin pantalla gigante donde ver los detalles de los zapatos y con empacho de decoración azul, roja y blanca, me quedan 24 horas para elegir desde donde ver la ceremonia.
Por supuesto lo contare todo, fidedigna y objetivamente, como siempre hago al más puro estilo Lara Jones.