Movember

Estamos en Movember, el gran mes de la ONG contra el cáncer de próstata que cruelmente propuso allá cuando yo no vivía en Inglaterra que los hombres solidarizados con la causa se dejasen crecer bigote (moustache, de ahí Movember)  y el resto hiciésemos donaciones.

Si bien la causa me parece justa, tengo serias razones contra los medios empleados. Los bigotes están afectando mi vida por numerosos flancos:

v  Mi estabilidad mental se desvanece cada vez que veo un bigote de 8 días (ni cuatro días de barba hot y 2 meses de barba tipo Izquierda Unida) sobre todo porque pese a la creencia generalizada entre la población masculina de que han sido bendecidos con una pelambrera digna de exposición, la realidad es que muchos parecen adolescentes a mitad de cocción, solo que esta vez en lugar de granos tienen patas de gallo.

v  Mi Facebook ha recibido serios ataques: ni quiero que mis amigos se auto-humillen dejándose crecer un bigote estilo Cuéntame, ni quiero ser testigo directo (nada de cañas hasta final de mes, queridos,  ni quiero alentarles a que repitan (donaciones las justas no sea que alguno piense que incluso esta guapo y se deje el bigote mas allá de este mes).

v  Tengo tres años otra vez: no paro de preguntar ¿por qué? ¿Por qué? (¿por qué nosotros? ¿por qué ahora?,  ¿por qué todos los años?, ¿porque tengo yo que ver esto?) y sobre todo si el mes que viene tendré que prestar apoyo psicológico a las víctimas del experimento. No tanto a los bigotudos sino a las novias, hermanas, primas, vecinas y compañeras de trabajo que tendrían unos pelos de punta mucho más lustrosos que los bigotes si no fuese porque el laser llego a nuestra vida.

v  Abrazo los malos hábitos y las drogas: en especial necesito galletas para reconfortarme y recordarme que ya no quede nada para que el 99% se afeite y las aspirinas porque a mi tanta tensión visual me da dolor de cabeza.

v  No quiero tener ni una cita:  no sea que desde la negociación hasta el día D, le entre la solidaridad más absoluta y me encuentre cenando a trío: yo, su bigote y el. Y no solo es que probablemente pinche y me tenga que pasar las horas en los blogs de belleza buscando remedios infalibles y secretos nunca revelados, sino que su sex appeal estará al nivel que un hombre que me confiesa que no sabe utilizar un taladro: CERO.

Afortunadamente como mi mudanza me ha tenido ultra entretenida se me ha pasado casi todo el me en un plis y ya solo me quedan unos días para que Gillette vuelva a la vida masculina de este país y mi paz mental vuelva a sus niveles habituales.

Lara Jones

P.S. Mil disculpas por no publicar ayer. Mi vida off line y mi mudanza me están matando. Por eso he decidido que no me vuelvo a mudar! Si el destino me tiene preparados 8 hijos, lo mejor es que los tenga con batman para que duerman colgados del techo porque me tienen que caber en mi apartamento de soltera.