Como buen despiste andante que soy, no me entere hasta el sábado pasado que el verano llegaba a su fin, como románticamente dicen los ingleses o que yo había sido bendecida con una hora más de sueño, que es la forma práctica y entusiasta de verlo. Y es que ya desde pequeña me apasionaba pensar que tenía una hora más (de tele, de cama, de paseo, o incluso de perder el tiempo).
Ahora cuando alguien me dice que tengo una hora más, desenfundo mis fuegos artificiales mentales al más puro estilo americano de 4 de Julio (omitiendo el hecho de que cuando estuve, el cuerpo (s) de (los) bomberos que es la mitad del espectáculo, me decepciono colosalmente) y hago la lista de lo que quiero hacer:
v Probar una hora del mejor tratamiento de belleza jamás inventado: dormir.
v Hacer el puzle que me compre la semana pasada y que de momento me va ganando la partida: no he sido capaz ni de montar los bordes y eso que son los fáciles. Creo que me comprare uno para menores de 3 años, luego pasare a los de menores de 5 y probablemente en dos décadas pueda montar el de 300 piezas que tengo debajo del armario.
Que quebraderos de cabeza que me da... |
v Tomarme un café en un sitio espectacular, acurrucada en un sofá maravilloso en uno de esos paraísos británicos donde la zona de familia está en un universo paralelo (y mi abrigo se mantiene en la silla porque ningún niño lo tira y lo pisotea).
v Tomar una decisión final sobre mi nuevo gimnasio y mis clases de squash: ¿debería aprender a jugar a algo que me sugiere que voy a acabar hecha zumo o como mínimo pure? Todavía estoy traumatizada con la mama en el autobús que le decía a su peque que tuviese cuidado que iba a acabar ‘squashed’ o aplastado como un plátano que diría mama Jones.
v Limpiar las teclas de mi portátil. Tengo una relación tan próxima con él y con las galletas que se han aliado contra mí: las miguitas de las galletas se esconden debajo de las teclas.
Como era de esperar y pese a mis grandes esfuerzos por completar la lista, que se resumen en cerrar el cuaderno donde la escribí y olvidarla para siempre, lo que acabe haciendo el domingo fue un poco diferente:
v Salí a correr a las 8.30 de la mañana por error pensando que eran las 9.30. Lo peor no es que me diese cuenta 3 horas después sino que haciendo las matemáticas, me levante a las 7 am İun domingo!
v Me tome un té de vainilla en un mini café con una mini mesa cuya superficie era claramente insuficiente para mi paz mental. De la vainilla ni rastro. De la leche para él te tampoco. Niños, en cantidades industriales. No me quiero imaginar el mundo en los 60 con los baby boomers correteando por todas partes.
v Me compre un vestido trapecio precioso al que decidí destrapeciar poniéndole un cinturón para marcar cintura. Yo soy así de trendy: compro una tendencia y la destendencio en un pis pas.
v Dormí la siesta: tenía que reparar el disgusto de levantarme a las 7.30 por error.
v Limpie el baño: una habito dominguero de lo más aberrante, especialmente cuando ronronee tanto al enterarme de la hora extra.
¿Soy yo la única que planifica al dedillo la hora extra como si fueran 24 horas extras y acaba haciendo justo lo contrario?
Lara Jones
Hola preciosa! jajaja yo también siempre hago listas planificando todo pero luego hago la mitad, nunca me da tiempo! ni tan siquiera el otro día con una horita más jajaja necesitaría al menos 30 horas al día :P
ResponderEliminarbesitos♥
Pero qué haces madrugando un domingo?? y más para salir a correr!! estás bien??jajaj Yo me pasé la hora extra, aumentando la fiesta del sábado noche, como debe ser!!
ResponderEliminarBesis guapa!
www.mimundodecolores.blogs.elle.es
Pues sí que aprovechas tu el domingo! yo lo pasé muy bien durante esa hora extra, hice justo lo que me apetecía: seguir durmiendo.
ResponderEliminarYo tampoco me había enterado del cambio horario y el despertardor sonó a las 8, pero las antiguas 8, es decir, las nuevas 7. Y justo cuando iba a levantarme, mi novio me dio una alegría tremenda: "¿pero dónde vas? que hoy se cambiaba la hora, son las 7". UUUFFF! qué placer!
Hola guapísisima muy buenas tardes. Yo me enteré del cambió de hora de casualidad. Llegue del hospital a las tres de la mañana hora antigua y cuando encendí el ordenador ya eran las cuatro y media, fue ¿Cómo no puede ser? jeje.
ResponderEliminarYo planifico siempre todo pero luego siempre estoy a la mitad.
Mil besos reina.
http://mary1975.blogs.elle.es/
Yo me entere cuando me había pasado toda la mañana durmiendo después de una noche de fiesta.. no me dio tiempo a planificar pero acabe arreglando el armario :D
ResponderEliminarSaludos
desde luego un domingo de lo mas aprovechado! jeje. :)
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